
De La guerra carlista; 3, Los cruzados de la causa, de Valle-Inclán, p. 119
CAPÍTULO XXI
El Marqués de Bradomín habló a media voz con Cara
de Plata:
—iTu padre sería un magnífico cabecilla!
El hidalgo se volvió con arrogancia:
—Sobrino, yo cuando levante una partida no será por un rey ni por un emperador... Si no fuese tan viejo, ya la hubiera levantado, pero sería para justiciar en esta tierra, donde han hecho carnada raposos y garduñas. Yo llamo así a toda esa punta de curiales, alguaciles, indianos y compradores de bienes nacionales. Esa ralea de criados que llegan a amos! Yo levantaría una partida para hacer justicia en ellos, y quemarles las casas, y colgarlos a todos en mi robledo de Lantafión.
El Marqués de Bradommn repuso con una sonrisa amable y mundana:
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