Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SOBRE ROBERT WALSER

Del prólogo de Walter Benjamín a Jacob von Gunten de Robert Walser

Cualquiera capta lo inusualmente delicadas que son estas historias. Pero un cualquiera no ve que lo que hay en ellas no es la tensión nerviosa de la vida decadente, sino el temple puro y despierto de la vida convaleciente. «Me horroriza la idea de que pudiese tener éxito en la vida», dice Walser en una paráfrasis del diálogo de Franz Moor. Todos sus héroes comparten ese horror. ¿Por qué? Desde luego que no por asco del mundo, por resentimiento moral o por pathos, sino por motivos del todo epicúreos. Quieren disfrutar de sí mismos. Y para e1io tienen una maña extraordinaria. Y un abolengo extraordinario en ello. Y además un extraordinario derecho. Porque nadie disfruta tanto como el convaleciente. Todo lo orgiástico le es ajeno: el caudal de su sangre renovada le llega resonando entre arroyos y el aliento purificado de sus labios baja desde las cumbres. Este abolengo infantil lo comparten los seres de Walser con las figuras de los cuentos, que también emergen de la demencia y de la noche, de la demencia del mito. Es opinión común que este despertar se ha llevado a cabo en las religiones positivas. Si es así, desde luego no en forma muy sencilla e inequívoca. Esta forma hay que buscarla en ese gran careo profano con el mito que es el cuento. Claro que sus figuras no tienen una simple semejanza con las de Walser. Luchan todavía por liberarse del sufrimiento, Walser empieza donde acaban los cuentos: «Y si no han muerto, entonces hoy viven todavía». Walser muestra cómo viven. Sus cosas — y con ello quiero concluir tal y como él comienza — son: historias, artículos, poemas, pequeña prosa y otras por el estilo.

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia