En la madrugada del 25 de septiembre de 1933, el físico austriaco Paul Ehrenfest entró en el Instituto Pedagógico del profesor Jan Waterink para niños discapacitados en Ámsterdam, le disparó a Vassily, su hijo de catorce años, y luego se pegó un tiro en la cabeza.
Paul falleció al instante,
mientras que Vassily agonizó durante horas antes de ser declarado muerto por
los mismos médicos que lo habían cuidado desde su llegada al instituto, en
enero de ese año. Su padre lo había traído a Ámsterdam luego de decidir que la
clínica donde el joven había pasado casi una década, ubicada en Jena, en el
corazón de Alemania, ya no era un lugar seguro para su hijo después de la
llegada de los nazis al poder. Vassily ( o, más bien, Wassik, como casi todos
lo llamaban) padecía síndrome de Down y había tenido que soportar severas
incapacidades físicas y mentales a lo largo de toda su vida; Albert Einstein,
quien amaba al padre del joven como si fuese su hermano y era un invitado
habitual en la casa de los Ehrenfest en Leiden, se refería al niño como «el
diminuto y paciente gateador, porque el dolor en sus articulaciones llegaba a
ser tan grande que muchas veces Wassik solo podía desplazarse por el suelo,
arrastrando las piernas como si fuese un pequeño cocodrilo.
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