Había llegado yo a tener confianza con la señora Prest; en realidad, bien poco habría avanzado yo sin ella, pues la idea fructífera, en todo el asunto, cayó de sus amistosos labios. Fue ella quien inventó el atajo, quien cortó el nudo gordiano. No se supone que sea propio de la naturaleza de las mujeres situarse, por lo general, en el punto de vista más amplio y más liberal, quiero decir, en un proyecto práctico; pero algunas veces me ha impresionado que lancen con singular serenidad una idea atrevida, a la que no habría llegado ningún hombre. «Sencillamente, pídales que le acepten a usted en plan de huésped.» No creo que yo, sin ayuda, hubiese llegado a esta conclusión. Yo andaba dando vueltas al asunto, tratando de ser ingenioso, preguntándome por qué combinación de artes podría conseguir a trabar conocimiento
Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 1.335. LOS PAPELES DE ASPERN / HENRY JAMES
Había llegado yo a tener confianza con la señora Prest; en realidad, bien poco habría avanzado yo sin ella, pues la idea fructífera, en todo el asunto, cayó de sus amistosos labios. Fue ella quien inventó el atajo, quien cortó el nudo gordiano. No se supone que sea propio de la naturaleza de las mujeres situarse, por lo general, en el punto de vista más amplio y más liberal, quiero decir, en un proyecto práctico; pero algunas veces me ha impresionado que lancen con singular serenidad una idea atrevida, a la que no habría llegado ningún hombre. «Sencillamente, pídales que le acepten a usted en plan de huésped.» No creo que yo, sin ayuda, hubiese llegado a esta conclusión. Yo andaba dando vueltas al asunto, tratando de ser ingenioso, preguntándome por qué combinación de artes podría conseguir a trabar conocimiento
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