De Rojos y Blancos de Don Pío Pío, p. 18
Ese escritor aparatoso que se
llama Gómez de la Serna ha dicho, según me han asegurado, que yo pagaba la
comida en el restaurante de la ciudad universitaria de París con vales o
tickets, porque no tenía dinero para hacerlo como la mayoría. Es verdad, uno o
dos meses estuve así. Hay que tener un espíritu mezquino de patrona de casa de
huéspedes para creer que el encontrarse un hombre viejo en una situación pobre
y de miseria, por un azar de la suerte, es algo que merece el desdén y la risa
de la gente. A mí me parece más ridículo y más ramplón estar viviendo en un
gran hotel de Madrid con todos los gastos pagados y hacer el reclamo de unos almacenes
de camisas y de calzoncillos de la ciudad, para sacar unos cuartos más. Se ve
que Gómez de la Serna tiene una mentalidad de patrona y que cataloga a la gente
por sus ingresos y por sus sueldos. Abandonaremos esto, que no tiene
importancia.
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