Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

APOLOGIA DEL PERDEDOR


Pasolini, Miguel Dalmau, p. 348

Pero estas contradicciones no deben hacemos perder de vista un hecho irrevocable: Pasolini amaba a la juventud por encima de todo. Venía demostrándolo desde los lejanos días de Casarsa, donde los alumnos pudieron gozar de su extraordinario magisterio inaugurando una larga lista de jóvenes que se formaron al amparo de su luz. Versuta, Valvasone, Ciampino, Donna Olimpia ... Solo años después el poeta haría un balance de su experiencia docente en esta conclusión que se mantiene incólume:

“Los chicos y los jóvenes son en general seres adorables, llenos de esa sustancia virginal del hombre que es la buena voluntad y la esperanza. En cambio, los adultos son en general unos imbéciles, se han hecho viles e hipócritas, dependientes de las instituciones sociales, en las que, creciendo, han llegado lentamente a quedar prisioneros. Por eso el esquema de la crisis juvenil es siempre idéntico: se repite en cada generación.”

Y aún irá más lejos en su juicio: «Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota. En no ser un trepador social. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos, ante esta antropología del ganador prefiero mil veces al que pierde». Antropología del ganador contra Apología del perdedor. ¿ Qué maestro de los años sesenta, incluso de hoy mismo, hablaría así? Solo un verdadero profeta que intuye los peligros que va a traer la idolatría del triunfo para la humanidad.


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