Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

H.


Fin, KO Knausgard, p. 40
Como Hilter escribe más tarde, cuando discute el problema de un fuerte aumento de la población:
“En cuanto a la Naturaleza, liberando la generación, somete, entre tanto, la conservación de la especie a una prueba de las más severas, escogiendo dentro de un gran número de individuos los que juzga mejores, y sólo a éstos preserva para la perpetuación de la especie; el hombre limita la procreación y se esfuerza denodadamente para que cada ser, una vez nacido, se conserve a cualquier precio. Esta corrección de la voluntad divina le parece ser tan sabia como humana, y él se alegra más de una vez por haber sobrepujado a la Naturaleza y hasta haber demostrado la insuficiencia de la misma. Y el hijo de Adán no quiere ver ni oír hablar que, en realidad, el número es limitado, pero a costa del abatimiento del individuo. Siendo limitada la procreación, por disminución del número de nacimientos, sobreviene, en lugar de la natural lucha por la vida (que sólo deja en pie al más fuerte y al más sano), como lógica consecuencia,  el prurito de ''salvar)) a todo trance también al débil y hasta al enfermo, cimentando el germen de una progenie que irá degenerando progresivamente, mientras persista ese escarnio de la Naturaleza y sus leyes.”
Aquí el ser humano es visto como un número. El número de personas es la fuerza decisiva y reinante, lo que expresa la voluntad de la naturaleza, que equivale a la voluntad divina, y el individuo sin nombre que sucumbe al hambre o la enfermedad no tiene el derecho a la vida. Mantener con vida a esa clase de individuos es “humano”, es decir, va en contra de la naturaleza. Esta perspectiva no era exclusiva de Hitler, imperaba por todas partes en su época, y no habría sido posible sin Darwin y su libro tan inauditamente influyente El origen de las  especies, en el que todos los seres vivos eran considerados bajo la misma perspectiva, lo evolutivo, esa enorme fuerza que a través de unas sencillas leyes ha conducido la vida desde su punto de partida unicelular en el mar universal hasta la complejidad del ser humano. El más apto sigue viviendo, de esa manera se reparten constantemente las cualidades que favorecen la vida, y como la vida es una lucha continua, los más aptos son a menudo los más fuertes, y esa idea, transmitida a lo social y lo que tiene que ver con la civilización, constituye uno de los pilares de Mi lucha, una de las irrevocables premisas de las que sale el resto de la ideología.

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