Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 448. LO MAS SELECTO / HENRY JAMES

Una vida en Londres
Llovía, al parecer, pero a ella le daba igual: se pondría unos zapatos recios e iría andando hasta Plash. Sentía tal inquietud y desazón que le resultaba doloroso; unas voces extrañas la  asustaban –pronunciaban las insinuaciones más siniestras- en las habitaciones vacías de la casa. Iría a ver a la vieja señora Berrington, a la que apreciaba porque era muy sencilla, y a la anciana lady Davenant, que pasaba con ella unos días y le parecía interesante por motivos que nada tenían que ver con la sencillez. Después, regresada para el té de los niños: le gustaba aún más la última media hora de clase, con el pan y la mantequilla, las velas y el rojo fuego, los  pequeños arrebatos de confianza de la señorita Steet, la institutriz, y la compañía de Scratch y Parson (cuyos motes inducían a creer que se trataba de perros), sus pequeños y magníficos sobrinos, cuya carne era tan firme y, sin embargo, tan suave y cuyos ojos resultaban tan encantadores cuando oían contar cuentos. Plash era la casa que tenía la viuda en usufructo y estaba situada a una milla y media de Mellows, al otro lado del parque. Al final resultó que no llovía, aunque lo había hecho; sólo quedaba un aire gris sobre el verde intenso y profundo y un agradable olor húmedo, a tierra; los paseos estaban lisos y duros, y la expedición no era muy ardua.

La joven llevaba más de un año en Inglaterra pero todavía no se había acostumbrado a algunas satisfacciones y, por ese motivo, seguía disfrutándolas; una de ellas era lo cómodo, lo accesible  del campo. Tanto dentro como fuera de las verjas, todo parecía un parque: todo tenía un intenso aire de finca. 

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia