Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

A LA BUSQUEDA DE LO APARENTEMENTE PERDIDO

De La hija de la amante de AM Homes, p.139-140
No obstante, las cosas que se encuentran en esta sala poseen una belleza indiscutible: rollos y rollos de microfilms, imágenes de vidas vividas hace mucho tiempo, documentos escritos con la caligrafía historiada del Viejo Mundo, no siempre igual de legible. Examino los rollos primero despacio, sin apretar el botón de avance rápido para no perderme a nadie, pensando que cada persona se merece una visita, un reconocimiento.
La sala está llena de gente que reconstruye su rompecabezas personal, y lo primero que se me ocurre es que no rodos son adoptados: entonces, ¿qué están buscando? Me recuerdo a mf misma que la búsqueda para responder a la pregunta de ¿Quién soy? no es privativa del  adoptado. En esta sala todo el mundo busca algo que le ayude a confirmar o desmentir parte de lo que cree sobre sí mismo. Buscan respaldo, apoyo, por definición. Todos están   enfrascados-sepultados en nombres, fechas, códigos-, pero la mayoría prestan ayuda de buena gana. Algunos ofrecen indicaciones valiosas y otros cuentan historias. A menudo pregunto: “¿Cuánto tiempo lleva en esto?» «Siete años», me dice una mujer. «Empezó como un hobby, un regalo de cumpleaños para mi marido>>, dice orca. “Empezó cuando murió mi padre», dice una tercera”. “¿Ha probado los italianos? Tienen buenos registros, incluso de judíos.»

Otra mujer se indina y susurra: “¿Ha estado en Salt Lake City?" Salt Lake es  “la montaña”, la meca de la información genealógica: el cuartel general de los mormones, que recorren el mundo espigando datos genealógicos. Todos los meses añaden a su colección de cinco a seis mil rollos de microfilm. Casi nadie lo sabe, pero el motivo de que los mormones tengan unos registros genealógicos tan magníficos es que están captando adeptos, pretenden determinar la genealogía de toda la humanidad con el fin de prepararla para una conversión póstuma. En la práctica están convirtiendo a los muertos a la religión mormona: un bautismo por poderes. Tienen un ritual de purificación mediante el cual los reclaman como propios. La comunidad judía puso el grito en el cielo porque los mormones se hicieron con la información de las víctimas del Holocausto -personas que fueron asesinadas por su religión- y las convirtieron en mormonas. En 1995, la iglesia de los Santos del Último Día dijo que cumpliría un acuerdo para detener el bautismo por poderes de víctimas del Holocausto y otros judíos fallecidos, pero siguen haciéndolo. “Y cada día que pasa crean más mormones. Una vez fui a pasar dos semanas”, me dice la mujer. “fue el paraíso. Piénselo”, dice.

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