Watten.
Un legado
A finales de septiembre recibí, por la venta de los terrenos de Ólling, que después de la muerte de mi tutor se habían repartido por mitad entre mi primo y yo, una suma de dinero bastante importante, que yo mismo no quería utilizar pero que, enseguida, quise dedicar a un buen fin, y de hecho, movido por la lectura de varios escritos de Undt, matemático y jurista, que se ocupaban todos de la situación, en cualquier caso sin salida, de los reclusos recién puestos en libertad, mi decisión de ofrecer en una breve carta a ese hombre, que no sólo con sus escritos, sino también directamente con su intervención personal, se ponía a la disposición de esos parias entre los hombres, siempre y con la mayor abnegación, la suma que me había llegado inesperadamente fue algo lógico. El 11 de septiembre le comuniqué a Undt, que, totalmente entregado a su tarea, se había establecido desde hacía años en el pequeño, insignificante, pero extraordinariamente conveniente para sus fines Gars del Kamp, mi decisión de poner a su disposición millón y medio, y el 13 recibí la siguiente respuesta:
De Relatos de Thomas Bernhard
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