De Elogiemos ahora a hombres famosos, p. 33
Les contaré una prueba. Es injusta. Es falsa. Amarra todos los naipes. Está en desacuerdo con las intenciones del compositor. Pues mejor aún.
Consigan una radio o un fonógrafo capaz del mayor volumen posible y siéntense a escuchar una versión de la Séptima Sinfonía de Beethoven o la Sinfonía en Do Mayor de Schubert. Pero no hablo sólo de sentarse y escuchar. Me refiero a esto: pongan el volumen a su punto máximo. Entonces échense al suelo y pongan la oreja lo más cerca posible del altavoz, y permanezcan así, respirando tan levemente como puedan y sin moverse, ni comer ni fumar ni beber. Concéntrense todo lo que puedan en su oído y en su cuerpo. No oirán nada bonito. Si les duele, alégrense. Más cerca que nunca en su vida, están dentro de la música; no sólo dentro, son la música; su cuerpo ya no es su forma y sustancia, es la forma y sustancia de la música.
¿Es bonito lo que oyen, o hermoso, o legal, o aceptable en la sociedad educada o cualquier otra? Está más allá de cualquier cálculo salvaje y peligroso y letal para todo equilibrio en la vida humana tal como es la vida humana; y nada puede igualar la violación que perpetra en toda esa muerte; nada excepto cualquier cosa, cualquier cosa en la existencia o el sueño, percibida en cualquier parte remotamente hacia su verdadera dimensión.”
2 comentarios:
y ¡de qué maneras se percibe a la música!
Me encantó éste mucho :)
Un saludo
Muchas gracias
Elogiemos...es un libro maravilloso
Pincio
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