De El horror en la literatura de HP Lovecraft
Gran parte de la mejor literatura de horror americana procede de plumas no esencilamente dedicadas a este géneto. La histórica Elsie Venner, de Oliver Wendell Holmes, sugiere con admirable maestría la existencia de un elemento antinatural y ofídico en una joven preternaturalmente influida, y sostiene la atmósfera con pinceladas de paisaje de buen gusto. En La vuelta de la tuerca, Henry James vence suficientemente su inevitable pomposidad y prolijidad como para crear un verdadero ambiente de siniestra amenaza al describir el influjo espantoso de dos muertos malvados, Peter Quint y la institutriz Miss Jessel, sobre un niño y una niña que habían estado bajo sus cuidados. James es, quizá, demasiado difuso, demasiado untuosamente cortés y demasiado adicto a las sutilezas lingüísticas para darse cuenta plenamente del tremendo e insperable horror de sus situaciones; pero a pesar de todo eso, hay una ola rara y creciente de pavor que culmina con la muerte del pequeño, escena que le permite a la novela alcanzar un puesto permanente en su género.
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