Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

DE ESTO SI QUE ES NECESARIO HABLAR


OTRA VEZ LA PASION EN PALESTINA
El esquema es de Miguel Angel, el genitor abarca al hijo entre sus brazos como María recoge a Cristo en su seño; hasta la sutil nota del paño de pureza de Cristo se recoge en ese pantalón tapado por una mano caída, muerta pero viva. El rostro del niño es el de Dios, El nos mira en él y sólo aparece una diferencia muy grande en la cara del Padre, su demanda, su grito apagado, contrastan con el silencio, la placidez y la dádiva de la Madonna del Vaticano. A ella la intentaron destrozar una vez, cuántas veces han destrozado Palestina.
El Padre es fuerte y hermoso, con la fiera belleza que algún tiempo atrás tenían los profetas judíos que vivían en esa tierra. La Virgen también es hermosa, dulce, delicada, transparente; pero ahora le belleza es diferente: áspera, feroz, velada: porque si se rompe el velo, ¿qué pasará?
El Hijo apenas se ve, la sangre lo tapa, ¿estará vivo¿ ¿verán sus ojos? ¿llegarán a mirarnos?
Es conmovedor. La Madonna del futuro soñada por HJ se nos aparece aquí, con toda la fiereza de este terrible y podrido mundo nuestro.
¿Cómo no sentirse palestino?

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