Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

COMO NO SE DICEN ESTAS COSAS

Hubo un tiempo en que los periódicos (y los políticos) iban delante de la gente. Ciertamente corrían el riesgo de que, en un momento dado, la gente no siguiera. Pero cumplían con su obligación. Hoy unos y otros se agazapan detrás de las multitudes. El cliente siempre tiene razón. Los hechos son que en la ciudad de Barcelona, y durante la celebración de la victoria deportiva de un equipo local, hubo 109 heridos —cientonueveheridos— de los que 30 —tre i nta— tuvieron que ser hospitalizados; que la policía empezó a actuar dos horas —dos horas— después del comienzo de los incidentes y acabó deteniendo a 45 personas; que por la acción de las turbas cayeron destrozados semáforos, locutorios de teléfono, cabinas de la Once y objetos diversos del mobiliario urbano; que cuatro establecimientos de las marcas Burger King, Levi’s, Springfield y Decathlon, situados todas en el centro urbano, fueron saqueadas y rotos los escaparates de otras más; que los bomberos salieron más de 39 veces y que, sólo para el erario público, los daños han supuesto un total aproximado de cien mil euros. ¿Qué subrayaron ayer en portada los dos principales diarios españoles? Que el equipo local había ganado la Copa. ¿Qué han subrayado hoy? Que la copa fue entregada. La actitud exculpatoria respecto a la relación entre el deporte y esos crímenes la simboliza a la perfección este pie de foto que publica el diario El País.

Un grupo de individuos saquea una tienda en la calle Pelai de Barcelona

El apuro vacilante del redactor se percibe claramente en el forzado sintagma grupo de individuos, aclaración que sólo procedería en el caso de un grupo de tigres —como el que, posado indecentmente sobre la página abierta del periódico, acabo de aplastar con mi propia mano en este mismo momento. Al redactor le parecería inapropiado personas y muy limitado grupo. Pero todas esas vacilaciones parten del intento de eludir el tabú. Esto es, el de escribir grupo de hinchas o de seguidores, condición indispensable de todo lo que ocurrió (e incluso visible en la indumentaria del pavo de la derecha), aunque, desde luego, ya lo reconozco, sí, inexorablemente subordinada a la condición de individuo, por lo que y la que felicito al redactor.

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