Bartebly y compañía, Vila-Matas, p. 67
Duchamp dejó la pintura más de
cincuenta años porque prefería jugar al ajedrez. ¿No es maravilloso? Le imagino
enterado perfectamente de quién fue Duchamp, pero permítame ahora que le
recuerde sus actividades como escritor, permítame que le cuente que Duchamp ayudó
a Katherine Dreier a formar su personal museo de arte moderno, la Société
Anonyme, Inc., le aconsejaba las obras de arte que debía coleccionar. Y cuando
en los años cuarenta se hicieron planes para donar la colección a la
Universidad de Yale, Duchamp escribió treinta y tres noticias críticas y
biográficas de una página sobre artistas, desde Archipenko a Jacques Villon.
«Jugador de torneos de ajedrez y
artista intermitente, Marcel Duchamp nació en Francia en 1887 y murió en 1968
siendo ciudadano de los Estados Unidos. Se sentía en casa en ambos mundos y
dividía su tiempo entre ellos. En el Armory Show de Nueva York, en 1913, su
Desnudo bajando una escalera divirtió y ofendió a la prensa, provocando un
escándalo que le hizo famoso in absentia a la edad de veintiséis años y le
atrajo a los Estados Unidos en 1915. Tras cuatro años de existencia en Nueva
York, abandonó aquella ciudad y dedicó la mayoría de su tiempo al ajedrez hasta
1954. Algunos jóvenes artistas y conservadores de museos de varios países
redescubrieron entonces a Duchamp y su obra. Él había regresado a Nueva York en
1942, y durante su última década allí, entre 1958 y 1968, volvió a ser famoso e
influyente.»
Incluya a Marcel Duchamp en su libro sobre la sombra de Bartleby. Duchamp conocía personalmente a esa sombra, llegó a fabricarla manualmente. En un libro de entrevistas, Pierre Cabanne le pregunta en un momento determinado si se dedicaba a alguna actividad artística en esos veinte veranos que pasó en Cadaqués. Duchamp le contesta que sí, pues cada año reconstruía un toldo que le servía para estar a la sombra en su terraza. A Duchamp siempre le gustó estar a la sombra. Le admiro mucho y, además, es un hombre que trae suerte, inclúyalo en su tratado sobre el No. Lo que más admiro de él es que fue un gran embaucador.
En la foto Etant donnés
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