Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 909. VIDA SENTIMENTAL DE UN CAMIONERO / ALICIA GIMENEZ-BARTLETT


En la radio repetían incansablemente la historia de las canciones de antaño. Boleros y baladas que habían hecho suspirar a toda una generación, estremecerse a padres y madres, jóvenes entonces. Muchos se hubieran negado a conducir en una noche como aquélla. Hacía frío y no había tiempo de parar a dormir, la carga era urgente. Muchos se echaban atrás frente a los trabajos realmente duros. Debía hacer revisar la calefacción, estaba fallando. Cambió de emisora. Un haz de luz lo deslumbró. Los turismos que se aventuraban en una noche como aquélla circulaban con miedo, tardaban en cambiar el alumbrado, iban despacio. La locutora informó de la hora, las cinco de la mañana. Era un programa de jazz, los instrumentos seguían cada uno su camino, pero el conjunto resultaba compacto y animado. El ritmo de la música se hizo lento, Oyó la voz de una mujer que cantaba en inglés, arrastrando las sílabas como si se arrastrara ella misma. Pueden pensarse muchas cosas cuando se está clavado en un asiento durante horas, el volante al frente y los pies en los pedales. Tanto como los fareros en el faro o los pastores con las ovejas en el campo. Las inflexiones eran dulces, sensuales. Es posible desnudar a una mujer sólo con oír el sonido de su voz. Se empieza por las piernas, los muslos.

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