Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

HISTORIA UNIVERSAL

Mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado, Ferlosio, p. 36
Los golpes de la espada no son, en modo alguno, accidentes que ocurran durante los trabajos de construcción de una nación, sino la propia y normal actividad del instrumento idóneo para levantarla. Las heridas que se reciben y se infieren durante la batalla no son el precio que hay que pagar por la victoria, sino el medio de ganarla o de pederla. El derramamiento de sangre que ha inundado -y, a la vez, ha hecho- su historia no es el precio que ha habido que pagar por la creación de Francia, sino el impulso, el procedimiento y la argamasa con que ha sido creada. Quiero decir que aquí estamos ante una verdadera relación de causa a efecto y una verdadera relación de medio a fin entre la sangre derramada y la patria construida; aquí, pues, la relación de intercambio, la relación sacrificial, no sustituye sino que se superpone, dado que es bien patente hasta qué punto se habla de «sacrificios" con respecto a los sufrimientos por la patria. El artificioso giro de pasarse sin más de la invención, fabricación y prueba de artefactos pirotécnicos a la formación histórica de pueblos y naciones, manteniendo, no obstante, subrepticiamente unívocas respecto de ambos casos las expresiones prix de sang y sacrifice, lleva tal vez por único designio el de hacernos sentir más apropiadas y menos sospechosas las dichas expresiones, hasta dejarlas indistintamente homologadas en orden de razón tanto aplicadas al accidente técnico del Challenger como aplicadas a la historia de los pueblos y la creación de las naciones; pues la Historia es, por cierto, y sobre todo la Historia Universal, la que más generosa, contundente e indiscutiblemente abona, ratifica y legitima la concepción, universalmente atacada, de la necesidad del sacrificio

2 comentarios:

Recomenzar dijo...

Me ha gustado encontrarte un sábdo por la mañana he podido leerte
saludos desde Miami

Pedro Incio dijo...

gracias

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