Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EL TESORO DE SIERRA MADRE

El tesoro de Sierra Madre, B. Traven, p. 138
¿Quién podia garantizar la honestidad de los empleados subalternos y del jefe de policía del poblado cercano, del presidente municipal del  municipio próximo, del jefe de la guarnición de la plaza? ¿Quién se atrevería a responder por ellos?

Al registrar los derechos ante las autoridades. habría necesidad de denunciar la localización  exacta de la mina. Aquellos tres hombres significaban poco y aun el embajador  norteamericano difícilmente  habria podido protegerlos. Con frecuencia ocurría en ese país que los jefes de policía,  alcaldes, diputados y hasta generales se veian complicados en secuestros y hasta ejercían el bandidaje abiertamente. El gobierno, tanto el local como el federal podía confiscar en cualquier momento no sólo el terreno, sino hasta la última onza de oro extraída con tanta penuria y trabajo. Mientras los hombres se hallaran trabajando,  estarían bien guardados, pero cuando recogieran el fruto de: su esfuerzo para retirarse se encontrarian con una partida de bandidos que los desvalijaban por orden de alguno de los individuos a quienes la nación paga por librar a sus ciudadanos del bandidaje. Cosas como ésta ocurren también en el país del Norte. ¿Por qué no habrían de ocurrir aqui? La misma influencia, el mismo espíritu dominan la atmósfera del continente.
En la imagen el film de JohnHouston

1 comentario:

Lleixes dijo...

Si me permites, me quedo con esta otra cita:

- (...) El oro y la plata no traen consigo bendiciones. ¿Las traen para ustedes? Ustedes, los blancos, matan, roban, engañan y traicionan por él. Se odian entre sí a causa del oro. Jamás podrán comprar amor con él. Sólo les acarreará discordia y envidia. Ustedes, los blancos, suelen estropear la belleza de la vida en su deseo de poseerlo.

(página 220 de la edición de Acantilado de 2009)

Saludos.

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