Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EN EL NOMBRE DEL PADRE

De La invención de la soledad de Paul Auster, p.21
La mayoría de estas fotografías no me decían nada, pero me ayudaron a llenar lagunas, a confirmar impresiones, me ofrecían pruebas a las que nunca había tenido acceso. Una serie de instantáneas de su época de soltero, por ejemplo, probablemente tomadas en diferentes años, reflejaban una síntesis exacta de ciertos aspectos de su personalidad que habían pasado  inadvertidos durante sus años de matrimonio, una faceta de él que no descubrí hasta después de su divorcio: mi padre como bromista como hombre de mundo, como juerguista. En esas fotografías está retratado con mujeres, por lo general dos o tres, todas ellas en poses cómicas, enlazadas por los brazos, o dos de ellas sentadas sobre su falda, o dándose un beso teatral para complacer al que sacaba la foto. Como fondo, una montaña, una cancha de tenis, tal vez una piscina o una cabaña de-troncos. Eran recuerdos de excursiones de fin de semana a varios puntos de Catskill en compañía de sus amigos solteros, donde jugaban al tenis y pasaban un buen rato con las chicas. Siguió con ese tren de vida hasta los treinta y cuatro años.
Era el estilo de vida que de verdad le seducía y puedo entender por qué volvió a él después de su ruptura matrimonial. Cuando a un hombre la vida le resulta tolerable sólo si permanece en la superficie de sí mismo, es natural que se sienta satisfecho obteniendo esa misma superficie de los demás. Tiene que responder a pocas demandas y no necesita comprometerse. El matrimonio, por el contrario, le cierra esa puerta. La existencia queda confinada a un espacio estrecho en el que uno se siente forzado a mostrarse a uno mismo de forma constante y, por consiguiente, obligado a mirar hacia el interior de uno mismo, a examinar las profundidades de   su propio yo. Cuando la puerta está abierta, nunca hay ningún problema, siempre es posible huir y uno puede evitar incómodas confrontaciones con uno mismo o con los demás simplemente marchándose.

La capacidad de evasión de mi padre era casi ilimitada. Dado que el ámbito del otro era irreal para él, hacía sus incursiones en él con la parte de sí mismo que él consideraba igualmente  irreal, su otro yo, al que había entrenado como actor para representarse a sí mismo en la   frívola comedia universal. Este yo sustituto era en esencia una broma, un niño hiperactivo, un fabricante de historias fantásticas, incapaz de tomar nada en serio. Como nada tenía demasiada importancia, él se arrogaba la libertad de hacer lo que quería

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia