De los sinsabores de Bolaño, p. 217
AMISTADES DE ARCIMBOLDI
Raymond Queneau, al que consideraba su maestro y con el que se peleó en más de diez ocasiones. Cinco por carta, cuatro por teléfono y dos persona a persona, la primera con insultos y maldiciones, la segunda con miradas y gestos de desprecio.
Georges Perec, al que admiraba profundamente. En cierta ocasión dijo de él que seguramente era la reencarnación de Cristo.
Raoul Duguay, poeta quebequés con el que mantuvo una relación de hospitalidad mutua: cuando Duguay estaba en Francia dormía en casa de Arcimboldi, cuando éste viajaba a Canadá o impartía cursos universitarios se alojaba en casa del francocanadiense. A propósito de los trabajos de Duguay: éste podía ser una temporada profesor de una universidad texana y a la temporada siguiente camarero en un bar de Vancouver. Cosa que tal vez pueda parecer natural en América pero que no dejaba de maravillar a Arcimboldi.
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