Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 247. SOLAR / IAN McEWAN
Pertenecía a esa clase de hombres vagamente anodinos, a menudo calvos, bajos, gordos, inteligentes, que inexplicablemente atraían a determinadas mujeres hermosas, O él pensaba que las atraía, y al pensarlo parecía que así era Y le convenía que algunas mujeres creyeran que era un genio al que había que salvar. Pero el Michael Beard de esta época era un hombre de mentalidad estrecha, anhedónico, monotemático, afligido. Su quinto matrimonio se estaba desintegrando y debería haber sabido comportarse, tomar distancia, asumir la culpa. No eran los matrimonios, los suyos, como las mareas, en las que al reflujo sucede inmediatamente el flujo? Pero el último era diferente, No sabía cómo comportarse, tomar distancia era doloroso y por una vez, a su modo de ver, no había culpa que asumir, Era su mujer la que estaba teniendo una aventura, y la vivía de un modo flagrante, punitivo y desde luego sin remordimiento, Él estaba descubriendo en sí mismo, entre una diversidad de emociones, intensos momentos de vergüenza y nostalgia. Patrice salía con un constructor, el de ambos, el que habia ren’ozado su casa, equipado la cocina, alicatado de nuevo el cuarto de baño, el mismísimo individuo corpulento que a la hora
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