Javier Marías (Madrid, 1951) recogió el Premio Salambó con "satisfacción, pero también con tristeza por la muerte de Terenci Moix, uno de los escritores más queridos en esta ciudad. Pienso que Terenci no era muy de Cataluña, pero sí muy de Barcelona", dijo el novelista, que ahora se encuentra enfrascado en la continuación de Fiebre y lanza. "Aunque tampoco ayuda a escribir ficción la situación actual, con una guerra frívola en la que España se ve involucrada por un Gobierno indecente".
El escritor no quiso avanzar nada sobre el camino que tomará en la parte final de Fiebre y lanza, las investigaciones de Jacques Deza (el protagonista de la novela) sobre el asesinato del dirigente del POUM Andrés Nin. "Sigo sin tener clara la estructura que tendrá la segunda parte. Si tuviera pensado de antemano el cuerpo de mis novelas, probablemente no las escribiría, me aburriría. Sé dónde quiero llegar, pero no el camino a tomar. Escribir para mí es inventar, descubrir y averiguar", dijo el autor, que aún continúa sin leer las críticas que aparecieron tras la publicación de Tu rostro mañana. "Estoy tentado de no hacer el segundo volumen por si descalabro todo el proyecto", bromeó Marías.
El jurado de esta segunda edición del Premio Salambó estuvo compuesto por Luisa Castro, Javier Cercas (ganador de la primera edición por Soldados de Salamina), Jorge Edwards, Espido Freire, Javier García Sánchez, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Carmen Posadas, Juan Manuel de Prada, Benjamín Prado, Soledad Puértolas, Félix Romeo y Antonio Soler. "Que el jurado sean escritores hace mucho más halagador el premio. Sé que los novelistas somos lectores muy exigentes con tendencia a ver los fallos y las artimañas de los libros. Además, recibir el premio de unos colegas me estimula a hacer el segundo volumen". El jurado acordó otorgar el premio a Javier Marías por la "ambición" de esta novela, que gira alrededor de las palabras dichas y las calladas, sobre las conexiones del recuerdo y el olvido, sobre la dicotomía entre la ficción y la realidad. "Siempre hay zonas de sombras en todos nosotros y el narrador es un personaje que tampoco tiene por qué decir siempre la verdad", contestó ayer Marías sobre el papel de la voz del narrador en su novela.
El premio, sin dotación económica, lo creó en 2001 un grupo de escritores que se reúnen en el café Salambó del barrio barcelonés de Gràcia, cuenta con el patrocinio de la Fnac y con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona. La finalidad del Salambó es reconocer las mejores novelas publicadas durante el año anterior a juicio de los propios narradores. El jurado seleccionó entre las obras finalistas las de Enrique Vila-Matas, Juan José Millás, Almudena Grandes, Nuria Amat y Felipe Benítez Reyes. "No conozco el resto de las obras finalistas porque, cuando uno escribe, tiene poco tiempo para leer. Reconozco que llevo un retraso considerable en lecturas contemporáneas", dijo Marías, que también fue muy crítico con los premios literarios para obras inéditas. "No me presento a los premios, lo hice una vez y no lo haré más. Tengo la sensación de que muchos de esos galardones a originales, yo los llamaría concursos, los ganan en demasiadas ocasiones autores ya conocidos", explicó el autor de Negra espalda del tiempo, que mantuvo también ayer un encuentro con los lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario