Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

BEBA


El síndrome Woody Allen, Edu Galán, p. 254

Por nuestras características sociales y económicas -país europeo, católico, de mucha menor población, con un sistema público muy  diferente ... -, no parece que se pueda calcar la realidad norteamericana  con la española. Aunque hay signos de acercamiento, al menos en el ambiente académico, que es el que nos ocupa aquí. Según inforrna El Pais --con alegría de perrillo moviendo la cola-, la Facultad de Educación de la Complutense madrileña ha desarrollado Compludog, un servicio pionero en España, aunque «ya existen programas similares consolidados en universidades de prestigio como Harvard o Yale». Si está en Harvard o Yale, tiene que ser bueno. Consiste dicha experiencia terapéutica en una serie de sesiones con perros para reducir el estrés de los estudiantes: «Cada uno de los animales, añade (la especialista], tiene su propia personalidad, lo que resulta muy útil para adaptarse a cada persona: "Skot siempre ha sido un perro manta, de relajación; tú te tumbas conmigo y me acaricias. Lupi era una perra que estaba abandonada, y ha tenido una vida más complicada, lo que nos ayuda a trabajar con los alumnos que son así, a los que normalmente te cuesta acceder. Y para Pepo, un mestizo de labrador de nueve años que parece  un cachorro, todo es juego y diversión". Culmina este despropósito animista en la tercera sesión, donde, sigue contando la coordinadora, «hacemos una apertura emocional, en la que se les pide a los estudiantes que cuenten la mejor o la peor experiencia que ellos consideran que han vivido en su vida, de manera libre. No todos lo tienen que contar; lo hacen voluntariamente: nos hemos dado cuenta de que, al final, se apoyan los unos a los otros, porque se produce un ambiente seguro y de tanta confianza que da lugar a muchas reacciones emocionales”. Termina el artículo enfangado en «neurología», afirmando que las sesiones tratan de modificar la respuesta endocrina del estudiante.

Un centro universitario de Plasencia ha implantado un programa de abrazos, llamado BEBA (Bien Estar para Bien Aprender, no una exhortación a meterse un chupito), que busca relajar a los alumnos antes de los exámenes. Cuenta la noticia que son un «grupo de profesores conscientes del valor de la relajación y [que van] ataviados con camisetas en las que se puede leer "Regalo abrazos" y "Tengo abracitis, perdona si te contagio" -este último perfecto para la época del coronavirus. En cada una de las aulas de examen han colocado globos y mensajes positivos: "Tranquilx, respira", "Todo va bien" y "Tú puedes". Evidentemente, como en el anterior ejemplo, el objetivo se justifica con metafisica cerebral: activar el sistema parasimpático y disminuir la tensión nerviosa. El final del texto culmina casi como cierre de chiste: «Los alumnos, según comentarios que realizan en los pasillos, agradecen estas medidas y reconocen que" esto no se hace en ninguna parte''


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