Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.115. LA MUJER TEMBLOROSA / SIRI


Cuando murió mi padre yo me encontraba en mi casa de Brooklyn, pero apenas unos días antes había estado con él, sentada junto a su cama en la residencia de ancianos de Northfield, en Minnesota. Estaba físicamente débil aunque mentalmente lúcido y estuvimos hablando e incluso riéndonos, si bien no recuerdo el contenido de nuestra última conversación. Lo que sí recuerdo con toda claridad es la habitación donde pasó los últimos días de su vida. Mis tres hermanas, mi madre y yo habíamos colgado algunos cuadros en las paredes y habíamos llevado una colcha color verde pálido para contrarrestar la austeridad de aquel lugar. Pusimos un jarrón con flores en el alféizar de la ventana. Mi padre tenía enfisema y sabíamos que no le  quedaba mucho tiempo de vida. Mi hermana Liv, que vive en Minnesota, fue la única hija que estuvo a su lado cuando murió. Había sufrido un segundo colapso Pulmonar y el médico opinó que no resistiría otra íntervención quirúrgica. Mientras papá aún estaba consciente, ya no podía hablar, mi madre nos llamó una por a las tres hijas que vivíamos en Nueva York para que le dijésemos algo por teléfono. Recuerdo perfectamente me detuve un instante a pensar qué debía decirle.


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