Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SOBRE LO MONSTRUOSO

Homenaje a Melville, Jean Giono, p. 12-13
El hombre tiene siempre el deseo de algún objeto monstruoso. Y su vida sólo tiene valor si la somete por completo a esa búsqueda. A menudo,  no necesita ni pompa ni aparato; parece estar cautamente sumido en el trabajo de su jardín, pero interiormente hace tiempo que ha zarpado en la peligrosa cruzada de sus sueños. Nadie sabe que ha partido: parece seguir ahí, pero se halla lejos, vagando por mares prohibidos. Esa mirada que he descrito hace un momento, esa que habéis visto, que manifiestamente no podía servir para nada en este mundo, que atraviesa la materia de las cosas sin detenerse, es así porque procedía de un vigía en alta cofa y porque estaba hecha para escrutar espacios extraordinarios. Ése es el secreto de las vidas que a veces nos resultan familiares, y a menudo el secreto de nuestra propia vida. Muchas veces 12 el mundo conoce sólo el final de todo ese proceso: la espantosa blancura de un naufragio inexplicable que de golpe hace que el cielo aparezca cuajado de salpicaduras y de espuma. Pero en la mayoría de los casos, todo ocurre en extensiones tan vastas, con monstruos tan enormes que no queda ningún rastro, ni un solo superviviente, «y la gran mortaja que es el mar se pliega y se despliega como hace cinco mil años».

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