Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

¡VIVE¡

De Hoy he conocido a alguien de Milena Busquets, p. 118
La señora Verdi se levantó de golpe.
-Discúlpame un instante. Voy a buscar la grapa. El té ya no es lo adecuado.
Ginebra temió que quizá no volviera, que le pareciera indigno andar con un hombre casado, que mandara a Joaquín para que la despidiera y le indicara que no debía volver a poner los pies en aquella casa.
La señora Verdi regresó a los pocos minutos con la botella y dos diminutas copas talladas. Bebieron en silencio. Ginebra ya se había arrepentido de haber re velado su secreto. Pero se sentía a la vez feliz y desgraciada, desorientada y sola.
Ofelia apuró su copa, y la miró, seria.

-Ginebra -le dijo-, la vida pasa muy deprisa. Es un tópico y es cierto, aunque, por otra parte, suele dar tiempo para todo. Pero bueno, la verdad es que pasa deprisa. El único consejo que te puedo dar es que disfrutes, que lo pases bien. Te gusta y le gustas, sois dos personas fabulosas, lo pasáis juntos de maravilla, y os queréis. No pienses más allá, vive este momento. No le pidas a Norman lo que no te puede dar, y disfrutad de lo que sí os podéis y os queréis dar. Es genial, vívelo. Uno se arrepiente a menudo más tarde de las cosas que dejó pasar, que decidió no vivir. A menudo lo que uno no vivió es lo que luego nunca olvida. ¿Lo entiendes, pequeña?

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