Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

MUJER OCCIDENTAL

De Sumisión de Michel Houellebecq, p.90
Cuando ella se dejó caer en el sofá, dirigiendo una mirada hostil al tabulé, pensé en la vida de Annelise y en la de todas las mujeres occidentales. Por la mañana seguramente se hacía un brushing y luego se vestía con cuidado, conforme a su estatus profesional, y creo que en su caso era más elegante que atractiva, en fin, era una dosificación compleja, debía de dedicarle a ello bastante tiempo antes de llevar a los niños a la guardería, el día transcurría entre correos electrónicos, teléfono y citas diversas y luego volvía a casa hacia las nueve de la noche, agotada (era Bruno quien iba a recoger a los críos por la tarde, quien les preparaba la cena, tenía horario de funcionario), se desplomaba, se ponía una sudadera y unos pantalones de chándal, y así se presentaba ante su amo y señor y él tenía que tener, necesariamente debía de tener, la sensación de que le habían jodido, y ella misma tenía la sensación de que la habían jodido, y que eso no iba a arreglarse con los años, los hijos crecerían y las responsabilidades profesionales aumentarían automáticamente, sin tener ni siquiera en cuenta el decaimiento de las carnes.

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