Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 488. LOS CRUZADOS DE LA CAUSAS / RAMON MARIA DEL VALLE-INCLAN

CABALLEROS en mulas y a su buen paso de andadura iban dos hombres por aquel camino viejo que, atravesando el monte, remataba en Viana del Prior. A tiempo de anochecer entraban en la villa espoleando. Las mujerucas que salían del rosario, viéndolos cruzar el cementerio con tal prisa, los atisbaron curiosas, sin poder reconocerlos por ir encapuchados los jinetes con las corazas de juncos que usa la gente vaquera en el tiempo de lluvias por toda aquella tierra antigua. Pasaron los jinetes con hueco estrépito sobre las sepulturas del atrio, y las mujerucas quedáronse murmurando apretujadas bajo el porche, ya negro a pesar del farol que alumbraba el nicho de un santo de piedra. Voces de viejas murmuraban bajo el misterio de los manteos:
-¡Son las caballerías del palacio!
-Esperaban hace días al señor mi Marqués. Viene para levantar una guerra por el Rey Don Carlos.
-¡Y el sacristán de las monjas espareció!
-Bajo el Crucero de la Barca dicen que hay soterrados cientos de fusiles.
-El sacristán no se fue solo, que con él se partieron cuatro mozos de la aldea de Bealo. A todos los andan persiguiendo.
-No quedará quien labre las tierras. Aquellos mozos que no van a la guerra por la su fe, luego se van por la fuerza a servir en los batallones del otro rey.
-¡Nunca tal se vio corno agora! ¡Dos reyes en las Españas!

-¡Como en tiempo de moros!

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