El club de lectura de David Bowie, p. 70
El canon europeo empieza aquí.
¿Llegó Bowie a La Ilíada a través de las teorías sobre la mente bicameral de
Julian Jaynes? ¿Fue por medio de Camille Paglia, que aborda la obra en Sexual
personae y alaba el pictorialismo cinemática de Homero? ¿O simplemente sentía
debilidad por la poesía épica griega?
La Ilíada, atribuida al poeta
Homero, narra lo que sucedió al final de la guerra de Troya y durante el sitio
griego de la ciudad de Troya. Es un sangriento y belicoso pase de lista de
héroes míticos. Especial interés habría tenido para Bowie la relación -interpretada
a veces como gay- entre el guerrero Aquiles y su mejor amigo Patroclo. La
armadura mágica de Aquiles, de bronce y salpicada de estrellas, símbolo de su
poder, lo distingue de los demás soldados. Cuando Aquiles se niega a combatir
tras haber discutido con el rey Agamenón, Patroclo toma prestada la armadura de
Aquiles y ambos bandos lo confunden con él. Y, por si fuera poco, la armadura
le otorga poder a Patroclo; hasta tal punto que adopta las habilidades
guerreras y las peculiaridades de Aquiles. Por desgracia, el dios Apolo
interviene para ayudar a los troyanos. Deja sin sentido a Patroclo y lo despoja
de su casco para desenmascararlo ante el héroe troyano Héctor, que lo mata y le
roba la armadura para quedársela.
Esta historia encierra una
enseñanza sobre el poder de la ropa, tan crucial en la proyección de la
personalidad, y sobre cómo este poder no solo crece y mengua, sino que también
se puede perder o ser transferido. El relato, además, esclarece algunos aspectos
de la complicada relación que tenía Bowie con Iggy Pop y Lou Reed; artistas que
le influyeron, a los que eclipsó y que más adelante recuperarían el poder
perdido gracias a su intercesión y se convertirían en personajes de plena
modernidad en la década de los ochenta y de los noventa, época en que a Bowie le
costaba conectar con el público mayoritario que Let's Dance le había procurado.
La Ilíada y su hermana homérica
La Odisea eran recitadas en banquetes, festivales y ceremonias por cantantes
profesionales o «rapsodas» que acompañaban el relato con la música de la lira. Estos
rapsodas analfabetos mezclaban y modificaban canciones ya existentes,
«componiendo» nuevas versiones de la obra durante la misma representación, un
modo de obrar que sin duda le habría parecido a Bowie la quintaesencia del
beat.
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