De Ensayos & Discursos de WF
Esa cosa es la responsabilidad,
no sólo el deseo y la voluntad de ser responsable, sino la evocación de los
viejos padres de la necesidad de ser responsable. Ya sea que la perdiésemos, la
olvidásemos o deliberadamente la descartásemos. Ya sea que decidiésemos que la
condición libre no valía la responsabilidad de ser libre, o que olvidásemos que,
para ser libre, un hombre debe asumir y mantener y defender su derecho a ser
responsable de su condición libre. Quizá incluso nos fue robada la
responsabilidad, puesto que durante años el mismo aire -radio, periódicos,
panfletos, folletos, las voces de los políticos- ha sido un clamor hablando
acerca de los derechos del hombre -no de los deberes y obligaciones y
responsabilidades del hombre, sino sólo
de los «derechos» del hombre-; tan alto y tan constante que aparentemente hemos
venido a aceptar los sonidos como su propia autoevaluación, y a creer también
que el hombre no tiene nada más que derechos:
no los derechos de independencia y condición libre para trabajar y resistir
según su propio sudor con el fin de ganar por sí mismo lo que los viejos
ancestros entendían por felicidad y su persecución, sino sólo la oportunidad de
intercambiar su condición libre y su independencia por el privilegio de estar
libre de las responsabilidades de la independencia; el derecho no a ganar, sino
a que se le dé, hasta que al final, por un simple uso compuesto, hemos
convertido en respetable e incluso hemos elevado a sistema nacional lo que los
viejos padres habrían desdeñado y condenado: la caridad.
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