Prólogo de Francisco Rico al Don Juan de Zoriila (Galaxia Gutemberg)
El JUEGO DEL TENORIO" DE FRANCISCO RICO
A pocas personas he querido más que a Juan Benet y con ninguna he practicado un juego tan divertido como uno de los muchos que él y yo nos lIevabámos: saludarnos siempre con ceño irritado y apariencias de odio. Si me plantaba en su casa, claro está que sin avisar, según habitualmente lo hacía (y según me desespera pensar que no volveré a hacer), Juan podía recibirme con algo así como «¿Qué, otra vez por aquí a dar la pimporrada?”; a lo que yo, pongamos, contestaba: "Vengo solo a que me devuelvas la cartera y el reloj”. O bien, si nos encontrábamos en un local público, primero fingíamos pasar de largo, mientras el uno musitaba “Que desagradable encuentro” y el otro, también audiblemente, instruía a su acompañante: "Tú haz como que no lo has visto”. Una noche, al llegar a Pisuerga, 7, y abrirme él la puerta, se me ocurrió espetarle:
Vengo a mataros, don Juan;
y Benet, como una flecha, replicó:
Según eso, sois don Luis.
Juan Benet era hombre de inmensas lecturas, pero no frecuentaba demasiado ni la poesía ni el teatro del romanticismo, con la excepción de un par de octosílaos del Don Álvaro que nunca se cansaba de decir y de mimar:
¡¡Sevilla!! ¡¡Guadalquivir!!
¡Cuál atormentáis mi mente!. ..
Con todo, no dudó ni un segundo en responderme con el preciso verso de Don Juan Tenorio que sigue al que yo acababa de asestarle, porque el drama de Zorrilla no pertenece tanto a la poesía ni al teatro románticos, ni aun a la historia de la literatura, cuanto al caudal mismo de la lengua española.
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