Zsa Zsa Gabor, ingresada de nuevo en un hospital
.Zsa Zsa Gabor ha sido ingresada de nuevo en un hospital, según ha informado su publcista John Blanchette. Al parecer, la actriz de 94 años, estaba viendo la televisión cuando en un informativo anunicaron la muerte de Elizabeth Taylor, noticia que le produjo un gran impacto. Gabor sufrió una importante subida de tensión arterial y tuvo que ser enviada a un centro médico.
Según relató Blanchette, cuando se enteró de la muerte de su amiga y vecina comentó: "Oh, Jane Russell y ahora Liz Taylor. Yo soy la siguiente". La actriz hacía así referencia a una leyenda de Hollywood según la cual las celebridades fallecen de tres en tres
Gabor lleva meses entrando y saliendo del hospital por sus graves problemas de circulación, que en más de una ocasión la han colocado al borde de la muerte. Como consecuencia de ellos ha perdido parte de una pierna , aunque logró salvarse de la amputación.
Los problemas de salud de Zsa Zsa Gabor empeoraron la pasada Navidad. La actriz fue ingresada tras serle diagnosticada una gangrena que hizo pensar en la amputación. Sin embargo, la actriz no quiso hospitalizarse hasta después del Año Nuevo, ya que quería pasar las que piensa serán las últimas fiestas acompañada de su familia.
El verano pasado, la actriz de origen húngaro se había sometido a una cirugía para reemplazar su cadera, rota tras una caída casera. Tres semanas después de aquella operación, Gabor tuvo que volver al hospital para que se le extirpara un coágulo de sangre. Estuvo grave durante días e incluso pidió que un sacerdote le diera la extremaunción. Sin embargo, en agosto fue dada de alta y pudo volver a su casa.
El portavoz de la actriz ha informado que su estado de salud es "delicado" pero ha sentenciado: "Ella no va a ser la tercera".
Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 242. CELOS / MARCEL PROUST
CAPÍTULO PRIMERO
El señor de Charlus en sociedad. — El profesor E....— Una émula de la princesa Palatina. — Mme. d’Arpajon, el surtidor de Hubert Robert y la alegría del gran duque Vladimiro. Mme. d’Amoncourt, Mme. de Citri, Mme. de Saint-Euverte, etc. — Swann y el príncipe de Guermantes. — La visita de Albertine. — Albertine bailando con Andrée en el casino de Incarville. — Albertine en Balbec, mirando en el espejo.
Como no tenía prisa por llegar a aquella soirée de los Guermantes a la que no estaba seguro de haber sido invitado, me entretuve fuera sin hacer nada; pero la luz estival no parecía tener más prisa que yo en moverse. Aunque eran más de las nueve, era ella la que en la plaza de la Concorde daba al obelisco de Luxor un aspecto de turrón color rosa.
ZSA ZSA GABOR
Zsa Zsa Gabor no permite que le amputen la otra pierna
Las posibilidades de sobrevivir a la cirugía eran solo del 50 por ciento- Espera que le den el alta inminentemente
Quien en tiempos mejores fuera una de las actrices más populares de Hollywood vuelve a enfrentarse a graves problemas de salud. La protagonista en los 50 de Moulin Rouge vuelve estar hospitalizada y ha tenido que tomar la difícil decisión de volver a pasar o no por el quirófano.
Frederic Von Anhalt, marido de la actriz de Lili, ha explicado que Gabor no ha permitido que los médicos la sometieran a una nueva operación con el objetivo de amputarle la otra pierna ya que, al parecer, las posibilidades de sobrevivir a la cirugía eran solo del 50 por ciento.
Según recoge el periódico Los Angeles Times, la intérprete espera ser inminentemente dada de alta después de que esta semana fuese de nuevo ingresada de urgencia tras sufrir de falta de circulación en la pierna que aún le queda.
A sus 93 años, Zsa Zsa Gabor atraviesa un delicado momento de salud desde que el verano pasado se sometiera a una cirugía en la que le realizaran un trasplante de cadera y, a comienzos de 2011, tuviera que aceptar le amputaran una pierna que se le había engrangrenado.
En una situación delicada se encuentra también Prince Frederic Von Anhalt, séptimo marido de una actriz de cuyo lado no se ha separado ni un segundo desde que comenzaran los achaques. Así, a principios de febrero Von Anhalt ingresaba también en el centro médico Ronald Reagan UCLA tras sufrir un desmayo en el ascensor del hospital en el que su mujer se encontraba en ese momento ingresada.
EL RUSO, NABOKOV Y GOGOL
De Las almas muertas, de Gogol, p.166
Y por muchas astucias que se empleen para ennoblecerlo, y aunque se valga uno de escribientes que a fuerza de dinero lo inscriban como descendiente de una antigua familia noble, no se consigue: permanece el apodo proclamando claramente de dónde procede uno. Pronunciado de viva voz, cuando el apodo es justo, es igual que si estuviese escrito: no es posible quitarlo ni a hachazos. Y siempre suele ser exacto lo que sale del corazón de Rusia, donde no hay tribus alemanas, del Báltico, ni otras, y todo es nativo. Es la inteligencia rusa, viva y despierta, que no busca las palabras ni las empolla como una gallina clueca a sus pollos, sino que las lanza rápidamente, y como si fuese un documento de identidad, hay que llevarlo siempre encima sin que se pueda ya añadir como son la nariz o los labios de uno. Con un rasgo queda uno descrito de pies a cabeza. Así como un gran número de iglesias, monasterios con cúpulas y cruces, se hallan diseminados por la santa y piadosa Rusia, así también hay un gran número de tribus, gentes y pueblos que se aglomeran, se concentran y pasan por la tierra. Y cualquier pueblo que lleva en sí una fuente de riquezas, lleno de capacidad creadora espiritual con sus vivas características y otros dones divinos, se distingue a su manera con su propia palabra, con la que expresa cualquier objeto y refleja con esta expresión parte de su propio carácter. La palabra del inglés responderá a un espíritu calculador y con experiencia de la vida; la del francés refulgirá con una elegancia ligera, que no tardará en esfumarse; el alemán inventa una palabra difícil e ingeniosa, que no está al alcance de todos; pero no hay palabra de tan amplios vuelos, tan viva que arranque del mismo corazón, que sea tan ardiente y palpitante como la exacta palabra rusa.
Y por muchas astucias que se empleen para ennoblecerlo, y aunque se valga uno de escribientes que a fuerza de dinero lo inscriban como descendiente de una antigua familia noble, no se consigue: permanece el apodo proclamando claramente de dónde procede uno. Pronunciado de viva voz, cuando el apodo es justo, es igual que si estuviese escrito: no es posible quitarlo ni a hachazos. Y siempre suele ser exacto lo que sale del corazón de Rusia, donde no hay tribus alemanas, del Báltico, ni otras, y todo es nativo. Es la inteligencia rusa, viva y despierta, que no busca las palabras ni las empolla como una gallina clueca a sus pollos, sino que las lanza rápidamente, y como si fuese un documento de identidad, hay que llevarlo siempre encima sin que se pueda ya añadir como son la nariz o los labios de uno. Con un rasgo queda uno descrito de pies a cabeza. Así como un gran número de iglesias, monasterios con cúpulas y cruces, se hallan diseminados por la santa y piadosa Rusia, así también hay un gran número de tribus, gentes y pueblos que se aglomeran, se concentran y pasan por la tierra. Y cualquier pueblo que lleva en sí una fuente de riquezas, lleno de capacidad creadora espiritual con sus vivas características y otros dones divinos, se distingue a su manera con su propia palabra, con la que expresa cualquier objeto y refleja con esta expresión parte de su propio carácter. La palabra del inglés responderá a un espíritu calculador y con experiencia de la vida; la del francés refulgirá con una elegancia ligera, que no tardará en esfumarse; el alemán inventa una palabra difícil e ingeniosa, que no está al alcance de todos; pero no hay palabra de tan amplios vuelos, tan viva que arranque del mismo corazón, que sea tan ardiente y palpitante como la exacta palabra rusa.
INCIPIT 241. EL SUEÑO DEL CELTA / MARIO VARGAS LLOSA
1
Cuando abrieron la puerta de la celda, con ei chorro de luz y un golpe de viento entró también el ruido de la calle que los muros de piedra apagaban y Roger se despertó, asustado. Pestañeando, confuso todavía, luchando por serenarse, divisó, recostada en el vano de la puerta, la silueta del sherff Su cara flácida, de rubios bigotes y ojillos maledicentes, lo contemplaba con la antipatía que nunca había tratado de disimular. He aquí alguien que sufriría si el Gobierno inglés le concedía el pedido de clemencia.
—Visita —murmuró el sheriff sin quitarle los ojos de encima.
Se puso de pie, frotándose los brazos. ¿Cuánto había dormido? Uno de los suplicios de Pentonville Prison era no saber la hora. En la cárcel de Brixton y en la Torre de Londres escuchaba las campanadas que marcaban las medias horas y las horas; aquí, las espesas paredes no dejaban llegar al interior de la prisión el revuelo de las campanas de las iglesias de Caledonian Road ni el bullicio del mercado de Islington y los guardias apostados en la puerta cumplían estrictamente la orden de no dirigirle la palabra. El sheriff le puso las esposas y le indicó que saliera delante de él. ¿Le traería su abogado alguna buena noticia? ¿Se habría reunido el gabinete y tomado una decisión? Acaso la mirada del sheriff’ más cargada que nunca del disgusto que le inspiraba, se debía a que le habían conmutado la pena. Iba caminando por el largo pasillo de ladrillos rojos ennegrecidos por la suciedad, entre las puertas metálicas de las celdas y unos muros descoloridos en los que cada veinte o veinticinco pasos había una alta ventana enrejada por la que alcanzaba
CARVER
De ¿De qué hablamos cuando hablamos del amor?, de Carver, p. 38
Mi padre murió mientras dormía, borracho, hace ocho años. Era el mediodía de un viernes y tenía cincuenta y cuatro años. Volvió a casa de la serrería donde trabajaba, sacó para el desayuno algo de embutido del frigorífico y abrió una botella de litro de Four Roses.
Mi madre estaba allí con él, en la mesa de la cocina. Intentaba escribir una carta a su hermana de Little Rock. Al final mi padre se levantó y se fue a la cama. Mi madre contó que no le dio las buenas noches. Pero, claro, era por la mañana.
—Cariño —le propuse a Myrna la noche en que volvió al hogar—. ¿Qué tal si nos magreamos un rato y luego preparas una cena apetitosa de verdad?
Y Myrna dijo:
—Lávate las manos.
Mi padre murió mientras dormía, borracho, hace ocho años. Era el mediodía de un viernes y tenía cincuenta y cuatro años. Volvió a casa de la serrería donde trabajaba, sacó para el desayuno algo de embutido del frigorífico y abrió una botella de litro de Four Roses.
Mi madre estaba allí con él, en la mesa de la cocina. Intentaba escribir una carta a su hermana de Little Rock. Al final mi padre se levantó y se fue a la cama. Mi madre contó que no le dio las buenas noches. Pero, claro, era por la mañana.
—Cariño —le propuse a Myrna la noche en que volvió al hogar—. ¿Qué tal si nos magreamos un rato y luego preparas una cena apetitosa de verdad?
Y Myrna dijo:
—Lávate las manos.
ZSA ZSA GABOR
Vuelven a hospitalizar a Zsa Zsa Gabor por problemas de riego sanguíneo
La veterana actriz se encuentra en un centro de Los Ángeles.
La veterana actriz Zsa Zsa Gabor fue ingresada hoy de nuevo en un centro médico de Los Ángeles (California), después de que se le detectaran problemas de riego.
La veterana actriz se encuentra en un centro de Los Ángeles.
La veterana actriz Zsa Zsa Gabor fue ingresada hoy de nuevo en un centro médico de Los Ángeles (California), después de que se le detectaran problemas de riego.
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