Un trabajo molesto
La primerísima toma de contacto entre el comisario Maigret y el difunto, con el que viviría durante semanas en la más desconcertante de las intimidades, se produjo el 27 de junio de 1930 en circunstancias a la vez triviales, penosas e inolvidables.
Inolvidables sobre todo porque, desde hacía una semana, la Policía Judicial recibía nota tras nota anunciando la llegada del rey de España para el día 27 y recordando las medidas que debían tomarse en semejante caso.
Ahora bien, el director de la Policía Judicial estaba en Praga, donde asistía a un congreso de la Policía Científica. El subdirector, debido a la enfermedad de uno de sus hijos, se había marchado a su casa de campo, en la costa normanda.
Maigret era el más antiguo de los comisarios, y debía ocpuarse de todo, en medio de un calor sofocante, con unos efectivos que las vacaciones reducían al mínimo.
Fue también el 27 de junio, de madrugada, cuando se descubrió en la Rue de Picupos el cadáver de la dueña de una mercería.
1 comentario:
Me siento orgulloso de poder decir que he leido todas las novelas del comisario Maigret y que gracias a él conocí París mucho antes de estar allí.
Publicar un comentario