Aunque hacía ya mucho que el vapor Sofala había virado hacia la costa, la baja y húmeda franja de tierra seguía pareciendo una simple mancha oscura al otro lado de una franja de resplandor. Los rayos de col caían con violencia sobre la mar calma, como si se estrellasen sobre superficie diamantina produciendo una polvareda de centellas, un vapor de luz deslumbradora que cegaba la vista y agobiaba el cerebro con su trémulo brillo.
¿Alguien da más por menos?
1 comentario:
Well said.
Publicar un comentario