Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

DIONISIO

La decadencia de Nerón Golden, Salman Rushdie, p 49

Dieciocho años después de que naciera Apu, el viejo tuvo una relación extraconyugal y no tornó precauciones y el resultado fue un embarazo que él decidió no abortar, dado que, en su opinión, las decisiones siempre le correspondían a él. La madre era una pobre mujer cuya identidad no trascendió (¿una secretaria?, ¿una puta?) y que a cambio de cierta consideración financiera entregó al niño a su padre, se marchó de la ciudad y desapareció de la historia del bebé. Así pues, igual que el dios Dioniso, el niño nació dos veces, la primera de su madre y la segunda en el mundo de su padre. El dios Dioniso siempre fue un forastero, un dios de la resurrección y de la llegada, “el dios que viene”. También era andrógino, «hombre-mujer”. El hecho de que aquél fuera el seudónimo que eligió el hijo menor de Nerón Golden en el juego de rebautizarse con nombres clásicos revela que ya sabía algo de sí mismo antes de saberlo, por así decirlo. Por entonces, sin embargo, las razones que dio para elegir aquel nombre eran que, en primer lugar, Dioniso se había aventurado hasta el interior de la India, y ciertamente el mítico monte Nisa donde había nacido podría haber estado en el subcontinente; y en segundo lugar, que era la deidad del placer sensual, y no solamente Dioniso, sino, en su encarnación romana, también Baco, el dios del vino, el desorden y el éxtasis, todo lo cual -según Dioniso Golden- parecía divertido. Pese a todo, pronto anunció que prefería que no lo llamaran por su nombre divino completo y pasó a usar el simple y casi apónimo apodo de una sola letra, D. 
En la foto,  el Baco de Miguel Angel

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