Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

DE LOS SUICIDIOS EN LA JUVENTUD

De Trastorno de Thomas Bernhard, p. 52-53
Entre los estudiantes reinaba siempre cierta inquietud, dije, porque, mientras estudiaban, se encontraban en un espacio vado entre los padres que habían dejado y el mundo al que todavía no habían llegado, y siempre tendían más a volver a sus padres que a dirigirse al mundo. En ese espacio vacío se producía con frecuencia, repentinamente,  una catástrofe cuando creían comprender que ni podrían volver a sus padres ni entrar en el mundo. En los últimos seis meses, sólo en el internado, se hablan suicidado tres estudiantes. En ninguno de los tres se había podido observar hasta su muerte nada extraño en sus sentimientos o en su talante. Yo no habla pensado nunca en suicidarme, dije, pero mi padre dijo que la idea del suicidio le había sido siempre muy familiar. Ya de niño había buscado en esos pensamientos refugio de otros. Se le habían ocurrido de cuando en cuando, sólo como algo necesario para la vida, y los habla cultivado como algo en que poder descansar, pero nunca como algo inmanente. Los dos pensamos entonces en lo peligroso que era que mi hermana estuviese entregada constantemente ---quizá por completo- a la idea del suicidio: unas veces a la idea del suicidio y otras a intentos de suicidio. Ya de muy pequeña mostraba tendencias suicidas, y mi padre dijo que de un sentimiento concebido al principio teatralmente podía surgir luego un sentimiento natural que terminase en una catástrofe. 

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