Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

SOBRE CONRAD

SOBRE CONRAD
«Fue difícil para Conrad disfrutar de su tardío éxito. Había tenido una infancia desdichada e infeliz, una dura vida en el mar y en el Congo, y tiempos difíciles como escritor. Ahora vivía a gran escala, no podía frenar sus gastos y con frecuencia andaba escaso de dinero. Sufrió los efectos de la guerra, de ataques de gota y de enfermedades cardiacas; estaba constantemente preocupado por las rodillas de Jessie y por los problemas de dinero de Borys ¡su hijoJ en la postguerra. Le resultaba difícil escribir y reconocía la radical decadencia de su obra. Con poco más de sesenta años, agotado y prematuramente envejecido, con frecuencia tenía que luchar contra la depresión. Los demonios de la angustia y de la duda atormentaron su vejez. »
Sin embargo, el aprecio crítico crecía y sos últimas novelas, como ya henos indicado, fueron una cadena de éxitos de librería. Un viaje a los Estados Unidos lo consagró aun más cono uno de los mayores escritores vivos en lengua inglesa y se sucedían las traducciones de sus libros.
Agnóstico, fue enterrado, sin embargo, según los ritos de la Iglesia Católica por expreso deseo de su viuda.
Un gran poeta, Saint-John Perse, que le conoció, nos ha dejado una descripción de Conrad que puede servirnos de colofón: «Conrad nunca juzgaba a un amigo
moral o intelectualmente. La amistad era sagrada para él. No le gustaba el mar —vivía cuarenta y dos millas tierra adentro—, pero sí el hombre contra el mar, y los barcos, y nunca me entendió cuando ‘e hablé del mar en sí. Creo que no le gustarían mis poemas, aunque la única literatura que positivamente odiaba era la de Dostoievski.
Conrad me contó que una vez tuvo uo almuerzo en el campo con Shaw, Wells y Bennett. Cuando esos Sa vant es cyniques de la industria literaria hablaron de escribir como ‘acción’, el pobre Conrad, horrorizado, se levantó de la mesa pretextando que tenía que tomar un tren. El me lo contó después, en un épouvantable francés, excepto con una palabra en inglés que nunca olvidaré: ‘Escribir, para mí, es un acto de fe. Me hicieron sentir pasado de moda.»

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia