Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EL ARTE DEL DILETANTE


DIEGO A. MANRIQUE 11/12/2009
Carlos Berlanga ayudó a crear canciones clave de los ochenta, pero en solitario fue un artista de culto. Una muestra de su obra gráfica le devuelve a los focos. Dice B. Bonezzi:
“Era divertido tocar en Madrid, pero fuera todo resultaba precario. Y te miraban como a un marciano. Nada de glamour: cargabas con el ampli y terminabas en unos hoteles horrorosos”.
“Le plantearon un transplante de hígado, pero, por lo que sé, se negó a mantenerse limpio, como exigían los médicos. Todos intentaban protegerle, pero de alguna manera se había resignado. ¿Feliz? Podía estar contento si había recibido un buen cheque de la SGAE, pero nunca le sentí verdaderamente feliz”.
Así nos comentaba su muerte Pedro Almodóvar en junio del 2002:
Ha sido uno de los entierros más tristes que recuerdo. Supongo que es lo normal, pero también lo es que la vida irrumpa imponiendo su humana comicidad, incluso en los momentos más trágicos.
Carlos fue uno de los mayores talentos naturales que yo haya conocido. No sólo para la música. también poseía unas dotes increíbles para escribir, pintar y diseñar. Fue un companero maravilloso en unos años maravillosos. Nuestra relación estuvo llena de humor y de referencias. Compartíamos a ,Johim, a Bur[ Bacharach, a Miguel Mihura, a ,Josele Román, Maria Luisa Ponte, Stanlev Donen y La Codorniz.
En el momento del entierro propiamente dicho, coincidí al lado de Fabio. Tenía buen aspecto y la pureza e ingenuidad que siempre fueron sus señas de identidad. Me contó, mientras me mostraba una medalla de una Virgen que le colgaba del cuello, que había venido a visitar a Carlos uno de los tres días que estuvo en coma. Le puso la medalla en las manos y, según Fabio. Carlos la acarició y movió los dedos como para asegurarse qué tipo de objeto era. Le pregunté cómo se llamaba la Virgen. me dijo que ‘Milagrosa’ que se la había comprado en París. Supongo que aludía a algo que yo desconoca. En estos últimos 22 años todos hemos cambiado mucho. El amor por Carlos, sin embargo, era el mismo: para Blanca Sánchez, con quien vivió y trabajó durante años, probablemente la mujer más generosa con él, además de Olvido. Paloma Chamorro, valedora, fan, íntima y policía en los últimos años cuando Carlos olvidaba que IVBI bajo la férrea dictadura de su hígado. Sigfrido. Fabio, Ana Curra, Miguel Bosé... No vino Nacho Canut, aterrorizado, supongo, de exhibir su cinto en público. Carlos también era un tímido, como Nacho y Olvido y Fabio y yo mismo. Aquellos maravillosos años, que se han dado en llamar ‘la movida’, estaban formados por gente descarada, atrevida, frívola e iconoclasta, pero terriblemente tímida.

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