Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPT 1.494. LA SANTA COMPAÑA / LG ACEBEDO


PÓRTICO. PRIMER DÍA

El vuelo del botafumeiro

No tengo mala opinión del miedo. Junto al freno de la vergüenza y a los dictámenes de la razón, el miedo me ha salvado a menudo del peligro, que, en contra de lo que me habían dicho tantas veces de joven, no viene de la astucia del demonio, sino de la ignorancia de los hombres o de lo contrario, de su exceso de curiosidad.

Era domingo, año de jubileo, y yo acababa de llegar a Santiago de Compostela sin miedo alguno, pero con el cuerpo bastante molido tras un trayecto de doce jornadas en el interior de un carruaje. No veía el momento de apearme cuando el coche por fin se detuvo frente a la portada de la catedral en obras, en una plaza copada por los puestos de obradores de piedra que trabajaban en la remodelación del edificio, junto a tenduchos de vendedores que  pregonaban sus mercancías: estrellas de Salomón para los partos, reliquias de mártir, huesos de santo, redomas de agua milagrosa, higas para el mal de ojo, remedios contra la peste y pedazos de la santa cruz. Escuchando a los variados contadores de milagros, había ciegos, mudos, impedidos, endemoniados y leprosos llegados a Santiago por el aliento de la esperanza de su curación.


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