I
Lisey y Amanda.
(Todo sigue igual)
Los cónyuges de los escritores famosos son casi invisibles al ojo público; nadie lo sabía mejor que Lisey Landon. Su esposo había ganado el Pulitzer y el Premio Nacional de Literatura pero, en cambio, Lisey tan solo había concedido una entrevista de verdad en toda su vida, concretamente para la conocida revista femenina que publica la columna titulada «Sí, estoy casada con Él». Se pasó más o menos la mitad de las quinientas palabras del artículo explicando que su nombre (una abreviatura de Lisa) rimaba con «Sisi», mientras que la otra mitad se centraba en su receta de rosbif asado a fuego lento. Su hermana Amanda comentó en su momento que la fotografía que acompañaba el artículo la hacía parecer gorda.
Ninguna de las hermanas de Lisey era inmune a los placeres que proporciona meter cizaña («hurgar en la porquería», como siempre decía su padre) o chismorrear sobre los trapos sucios ajenos, pero la única a quien a Lisey le costaba querer era precisamente Amanda. Esta, la mayor (y más peculiar) de las hermanas Debusher, de Lisbon Falls, en la actualidad vivía sola en una casa que le había comprado Lisey, una vivienda pequeña y bien aislada cerca de Castle View, donde Lisey, Darla y Cantata podían tenerla controlada. Lisey se la había comprado hacía siete años, cinco antes de que Scott muriera. Muriera Joven. Muriera
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