EL CHISME
Al terminar la conferencia, hubo grandes aplausos por parte de los profesores madrileños, pues, como
Elsa Tirana era una aventajada discípula de Marinetti, creyeron que se trataba de una conferencia vanguardista. Pero los aplausos no hicieron más que enfurecer a los portátiles, que decidieron entonces comenzar a propagar, en voz alta, todo tipo de infundios sobre los profesores: un desenfrenado desfile de chismes que sembró el pánico en el Ateneo.
Emilio Prados, tratando de frenar aquella orgía de chismes y calumnias se aproximó a quien él creía que era el jefe natural de aquel grupo de insolentes, García Lorca, y le recriminó la escasa altura literaria del chisme. Lorca le fulminó con la mirada y, apoyándose en el hombro de la hermosa negra que le acompañaba, se dedicó a explicarle que Marcel Proust, por ejemplo, escribía novelas que no eran más que chismes, y que lo mismo sucedía con Henry James.
Se acercó Duchamp, bebiendo un refrescante Shandy y le explicó a Prados que sólo se relatan cuentos para que alguien los repita, y que se deja de contarlos cuando esos cuentos no se conservan y que si no se conservan es porque, al escucharlos, se ha dejado de hilar y tejer. Entonces Luis Cernuda, con una amplia sonrisa, se unió a sus compañeros shandys y apostilló: “Sepa usted que el chisme participa de esa condición transitoria, eslabón de una cadena cuyos demás eslabones sin embargo lo reiteran sólo aproximadamente. Relato como trasitoriedad pura, el chisme también pone en escena la imposibilidad de una repetición idéntica, la inevitabilidad de la transformación incesante.
Historia abreviada de la literatura portátil / Enrique Vila Matas. Barcelona: Anagrama, 2007. p.114
Te quiero más que a la salvación de mi alma
INCIPIT 29.LA PIEL FRIA / ALBERT SANCHEZ PIÑOL
Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos quienes odiamos. Por la misma razón, pues, podríamos creer que nunca estaremos absolutamente cerca de aquellos quienes amamos. Cuando me embarqué ya conocía este principio atroz. Cuando me embarqué ya conocía este principio atroz. Pero hay verdades que merecen nuestra atención, y hay otras con las que no conviene mantener diálogos.
Tuvimos la primera visión de la isla al amanecer. Hacía 33 días que los delfines habían renunciado a nuestra popa y 19 que la tripulación arrojaba nubes de vaho por la boca. Los marineros escoceses se protegían con manoplas que les llegaban hasta el codo. Vestían pieles tan contundentes que hacían pensar en cuerpos de morsa. Para los senegaleses aquellas latitudes frías eran un suplicio, y el capitán toleraba que empelasen aceite de patata como maquillaje protector, en las mejillas y en la frente. La materia se diluía y se les filtraba por los ojos. Loraban, peor nunca s eqeujaban.
-Su isla. Fíjese allí, en el último horizonte -me dijo el capitán.
Tuvimos la primera visión de la isla al amanecer. Hacía 33 días que los delfines habían renunciado a nuestra popa y 19 que la tripulación arrojaba nubes de vaho por la boca. Los marineros escoceses se protegían con manoplas que les llegaban hasta el codo. Vestían pieles tan contundentes que hacían pensar en cuerpos de morsa. Para los senegaleses aquellas latitudes frías eran un suplicio, y el capitán toleraba que empelasen aceite de patata como maquillaje protector, en las mejillas y en la frente. La materia se diluía y se les filtraba por los ojos. Loraban, peor nunca s eqeujaban.
-Su isla. Fíjese allí, en el último horizonte -me dijo el capitán.
INCIPIT 28. ULTIMAS CONVERSACIONES CON PILAR-PRIMO / ANTONIO-PROMETEO MOYA
I
Madrid, calle Cristobal Bordiú 19
Lunes, 4 de diciembre de 1990
4.30 de la tarde
SALUDOS FASCISTAS Y TEORIA DEL ESTADO. LA ALEGRIA FALANGISTA. LA IRACUNDIA DEL HERMANO MAYOR. INFANCIA. PRETENDIENTES. VOCACIÓN. LA NOVIA DE FRANKESTEIN. LAS NIÑAS BIEN. FUNDACION DE LA SECCION FEMENINA.
-¿Cómo era el saludo de la Sección Femenina?
-Igual que el de toda la Falange, ¿por qué lo dice?
-¿Recuerda bien el saludo de Dionisio Ridruejo, el de Ramón Serrano Suñer o el del propio José Antonio? ¿Cree que era exactamente igual que el de usted o el de otras falangistas, como Carmen Werner, Marichu de la Mora, Mercedes Formica...?
9
UNDER CAPRICORN
Ayer revisé Atormentada; sufrí tanto. Es tan tan parecida a Cumbres borrascosas como Balthus se parece a Bonnard.
PI
INCIPIT 27. ENTRE MAREAS / JOSEPH CONRAD
EL HACENDADO DE MALATA
Dos hombres charlaban en la redaccion del primer periodico de una gran ciudad colonial. Ambos eran jóvenes. El más corpulento de ellos, rubio y de una apariencia más urbana, era el redactor jefe y copropietario del periódico.
El otro se llamaba Renouard. Su fino y bronceado rostro evidenciaba alguna preocupación. Era un hombre esbeltom relajado, activo. El periodista continuó con la conversación.
-De manera que ayer estuviste cenando en la casa del viejo Dunster.
Empleó la palabra "viejo" no con el trato entrañable que a veces se da a los íntimos, sono en toda la sobriedad de su sentido. El tal Dunster era viejo. había sido un notable estadísta colonial, pero ahora se hallaba retirado de la vida política tras una gira por Europa y una prolongada estancia en Inglaterra, durante la cual había tenido en efecto muy buena prensa. La colonía se enorgullecía de él.
LA DESTRUCCION
Si la creacion es obra del amor, entonces la destrucción, la muerte, ¿sería obra del odio? ¿Nos crea el amor y nos destruye el odio? ¿Sería concebible que la muerte fuese obra del amor?
Algunas preguntas difíciles de resolver. Becket en Molloy: "¿Qué demonios hacía Dios antes de la creación?" (Parafraseando a San Agustín.) Valery: "¿Es necesario plantear todas las preguntas?" Y: "¿Qué hace Dios aparte de crear?".
Borges en su ensayo sobre Swedenborg: "Los infiernos [...] son zonas pantanosas, zonas en las que hay ciudades que parecen destruidas por los incendios; pero ahí los réprobos se sienten felices. Se sienten felices a su modo, es decir, están llenos de odio y no hay un monarca de ese reino; continuamente están conspirando unos contra otros: Es un mundo de baja política, de conspiración. eso es el infierno."
Yo, otro, de Imre Kertész. Barcelona: Acantilado, 2002. p. 55
Algunas preguntas difíciles de resolver. Becket en Molloy: "¿Qué demonios hacía Dios antes de la creación?" (Parafraseando a San Agustín.) Valery: "¿Es necesario plantear todas las preguntas?" Y: "¿Qué hace Dios aparte de crear?".
Borges en su ensayo sobre Swedenborg: "Los infiernos [...] son zonas pantanosas, zonas en las que hay ciudades que parecen destruidas por los incendios; pero ahí los réprobos se sienten felices. Se sienten felices a su modo, es decir, están llenos de odio y no hay un monarca de ese reino; continuamente están conspirando unos contra otros: Es un mundo de baja política, de conspiración. eso es el infierno."
Yo, otro, de Imre Kertész. Barcelona: Acantilado, 2002. p. 55
JAMESIANA 32. HJ Y EDITH WHARTON
A EW también le hizo bastante daño la rechoncha sombra de HJ, pero no por culpa de la una no del otro -como casi todo el mundo sabe, fueron muy amigos-, sino de las terceras personas, de las miradas que, como no entienden, simplifican, abrevian, catalogan. deforman, fundan y propalan frases hechas que inducen a error. Precisamente, la simplificación no fue nunca ni la técnica de HJ - no hay más que echarle unvistazo a La copa dorada, a Las alas de la paloma o a Los periódicos- ni la de Warthon, quienes en el acervo de matces trataban de aprehender la complejidad, aunque fueran al mismo tiempo conscientes de que contar una historia pasa priemro por seleccionarla, por cortar una rebanda de la realidad que debe ser lo suficientemente expresiva como para que el lector la reconstruya a partir del indicio del texto. Lo dicho y lo no dicho, lo oculto y lo manifestado, y siempre y sobre todo la needsidad de un lector inteligente al que se trata con respeto.
Prólogo a Santuario de Edith Wharton, de Marta Sanz
INCIPIT 26. SANTUARIO / EDITH WHARTON
Resulta poco frecuente que la juventud se permita una felicidad perfecta. Da la impresión de que deben realizarse demasiadas operaciones de selección y rechazo como para poder ponerse al alcance del subyugante despertar de la vida, Pero, por una vez, Kate Orme había decidido rendirse a la felicidad permitiendo que ésta impregnara cada uno de sus sentidos como una lluvia primaverall empapa un fértil prado. No había nada que justificara tan repentina placidez. Y, sin embargo, ¿no era precisamente eso lo que la hacía tan irresistibe, tam irrefrenable? A lo largo de los dos últimos meses -desde su compromiso con Denys Peyton- nada significativo se había añadido a la suma total de su felicidad y no existía posibilidad alguna, tal y como ella misma había afirmado, de que nada vinises a aumentar de modo apreciable lo que constituía ya de por sí un saldo incalculable. Las circunstancias de su vida se mantenían inalterables tanto en lo externo como en lo que se refería a su propio mundo interior. Pero mientras antes el aire había esatdo cargado de alas que revoloteaban a su alrededor, ahora esas mismas alas parecían haberse posado sobre ella, y podía entregarse a su protección.
INCIPIT 25. CESAR O NADA / PIO BAROJA
Divagaciones casi trascendentales
Lo individual es la única realidad en la naturaleza y en la vida.
La especie, el género, la raza, en el fondo no existen; sosn abstracciones, modos de designar, artificios de la ciencia, síntesis útiles, pero no absolutamente exactas. Con estos artificios discurrimos y comparamos; estos artificios constituyen una norma dentro de nosotros mismos, pero no tienen una realidad exterior.
Sólo el individuo existe por sí y ante sí. Soy, vivo, es lo único que puede afirmar el hombre.
Las agrupaciones y separaciones constituidas por la clasificación son como la cuadrícula que un dibujante pusiera delante de una figura para copiarla mejor. las rayas de la cuadrícula dividirían las líenas del dibujo; pero las dividirían no en la realdiad, sino sólo en el campo visual del dibujante.
En lo humano, como en toda la naturaleza, el individuo es único. Sólo lo individual existe en el campo de la vida y en el campo del espíritu.
INCIPIT 24. HIJOS SIN HIJOS \ ENRIQUE VILA MATAS
LOS DE ABAJO
(Sa Ràpita, 1992)
Tengo once hijos, dos gatos, un perro, tres peces, dos conejos y un loro. Con los niños las cosas me van muy bien, pero con los animales -un capricho de mi santa esposa- tengo problemas.
Acabo de cumplir 41 años. La madurez la soporto como buenemanete puedo. Creo en muy pocas cosa. En la felicidad creo si ésta consiste en el descubrimiento de que el suelo sobre el que estamos pàrados no puede ser más grande que lo que de él cubre nuestros dos pies. Heráclito lo dijo de otro modo: El sol tiene la anchura del pie de un hombre.
Acabo de cumplir 41 años, y aquí estoy yo ahora de pie, a la sombra de la palmera de esta casa de todos los veranos, frente a la isla de Cabrera, mirando al mar. Escucho el rumor del oleaje, mis hijos más pequeños juegan en el patio trasero de la casa, hoy he terminado mi libro. En el suelo del estudio yacen mis manuscritos como hijos atrozmente abandonados por padre y madre.
INCIPIT 23. RECUERDOS INVENTADOS: PRIMERA ANTOLOGIA PERSONAL /ENRIQUE VILA-MATAS
RECUERDOS INVENTADOS
1
Recuerdo que en mi viaje a las Azores entré en el Peter's bar de Horta, un café frecuentado por los balleneros, cerca del club náutico: algo intermedio entre una taberna, lugar de encuentro, agencia de información y oficina postal. El Peter's ha terminado por ser el destinatario de mensajes precarios y venturosos que de otra forma no tendrían otra dirección. Del tablón de madera del Peter's penden notas, telegramas, cartas a la espera de que alguine venga a reclamarlas. En ese tablón encontrñe yo una misteriosa sucesión de notas, de mensajes, de voces que parecían guardar una estrecha relación entre ellas por proceder del mundo de los pequeños equívocos sin importancia de Antonio Tabucchi: voces que parecíanhomejerale viajando en común, viajando en una caravana imaginaria de recuerdos inventados: voces traídas por algo, imposible decir por qué. Pero a las que no dudo en convocar zquí de nuevo.
2.
Voy delante de esa expedición que todos hemos soñado alguna vez y, entre mis recuerdos, está el haberle oído decir
7
INCIPIT 22. YO, OTRO: CRONICA DEL CAMBIO / IMRE KERTESZ
Mil novecientos noventa y uno, otoño en la fría ribera del Danubio. El incipiente crepúsculo inundaba con el color acre de la manzana verde los palacios de la ribera de Pest, desgastados ya por tanta ostentosa mentira.
Todo duerme profundamente, inmóvil en mi interior. Remuevo mis sentimientos y pensamientos como una carga de alquitrán tibio.
¿Por qué me siento tan perdido? Porque estoy perdido, sin duda.
Todo es falso (por mí, a través de mí: mi existencia lo falsifica).
Si el vacío (mi vacío interior) provoca un sentimiento de culpa, tal vez me permita sacar conclusiones respecto a lo que es el origen. La angustia precedió a la Creación: el horror vacui es un hecho ético.
Ayer, en una sala pública -con ocasión de algo estúpidamente llamado congreso, con el título igualmente estúpido de Coexistencia Húngaro-judía-, un caballero ya mayor se me acercó sin rodeos, con un rostro pastoso y deforme, con manchas considerables de pelo ralo que parecían las zonas raídas de un canapé de felpa: ni uno solo de sus rasgos me resultaba conocido. Para mi asombro, me abrazó sin mediar palabra y se presentó: era un amigo que llevaba treinta y cinco años sin verme. Vivía en el extranjero, dijo. Había oído de mí, leía mis libros. No entendía, dijo, mi "transformación". En aquel entonces no había percibido nada especial en mi persona, señaló, no había dado yo muestra alguna de mis "dotes superiores", por así decirlo. Me disculpé un poco por esta inesperada evolución mía, pero, a decir verdad, sus palabras me conmovieron. Siempre, y ahora no menos, había tendido a considerarme un "cualquiera", que en un sentido, sin embargo, no escatima ningún esfuerzo: en el sentido de mantener ante todo la lucidez. ¿Cuáles han sido mis "dotes superiores"? No obedecer a la única inspiración de este país: a la eterna tentación de los cantos de sirena que invitan al suicidio psíquico, intelectual y, finalmente, físico. Lo cual ya pone de manifiesto cierta vitalidad. No obstante, interpretar este mínimo avance como una victoria sería una enorme imprudencia o, es más, una falta absoluta de previsión. ¿Qué ha cambiado ahora con el "cambio" de régimen? ¿Ha dejado de existir la servidumbre? ¿Me han liberado de mí mismo? Lo único que ocurrió es que me devolvieron la conditio minima , mi libertad personal... Aunque chirriando, se abrió la puerta de la celda en que me tuvieron detenido durante cuarenta años, y quizá esto fuera suficiente para confundirme. No se puede vivir la libertad allí donde hemos vivido nuestra esclavitud. Habría que marcharse a algún sitio, muy lejos de aquí. No lo haré.
Todo duerme profundamente, inmóvil en mi interior. Remuevo mis sentimientos y pensamientos como una carga de alquitrán tibio.
¿Por qué me siento tan perdido? Porque estoy perdido, sin duda.
Todo es falso (por mí, a través de mí: mi existencia lo falsifica).
Si el vacío (mi vacío interior) provoca un sentimiento de culpa, tal vez me permita sacar conclusiones respecto a lo que es el origen. La angustia precedió a la Creación: el horror vacui es un hecho ético.
Ayer, en una sala pública -con ocasión de algo estúpidamente llamado congreso, con el título igualmente estúpido de Coexistencia Húngaro-judía-, un caballero ya mayor se me acercó sin rodeos, con un rostro pastoso y deforme, con manchas considerables de pelo ralo que parecían las zonas raídas de un canapé de felpa: ni uno solo de sus rasgos me resultaba conocido. Para mi asombro, me abrazó sin mediar palabra y se presentó: era un amigo que llevaba treinta y cinco años sin verme. Vivía en el extranjero, dijo. Había oído de mí, leía mis libros. No entendía, dijo, mi "transformación". En aquel entonces no había percibido nada especial en mi persona, señaló, no había dado yo muestra alguna de mis "dotes superiores", por así decirlo. Me disculpé un poco por esta inesperada evolución mía, pero, a decir verdad, sus palabras me conmovieron. Siempre, y ahora no menos, había tendido a considerarme un "cualquiera", que en un sentido, sin embargo, no escatima ningún esfuerzo: en el sentido de mantener ante todo la lucidez. ¿Cuáles han sido mis "dotes superiores"? No obedecer a la única inspiración de este país: a la eterna tentación de los cantos de sirena que invitan al suicidio psíquico, intelectual y, finalmente, físico. Lo cual ya pone de manifiesto cierta vitalidad. No obstante, interpretar este mínimo avance como una victoria sería una enorme imprudencia o, es más, una falta absoluta de previsión. ¿Qué ha cambiado ahora con el "cambio" de régimen? ¿Ha dejado de existir la servidumbre? ¿Me han liberado de mí mismo? Lo único que ocurrió es que me devolvieron la conditio minima , mi libertad personal... Aunque chirriando, se abrió la puerta de la celda en que me tuvieron detenido durante cuarenta años, y quizá esto fuera suficiente para confundirme. No se puede vivir la libertad allí donde hemos vivido nuestra esclavitud. Habría que marcharse a algún sitio, muy lejos de aquí. No lo haré.
FAULKNER CA.1960
WILLIAM FAULKNER : y el viejo Sur
WF, honrado en 1950 con el Premio Nobel, es reconocido generalmente como uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo. Es sin duda un estupendo narrador que ha conquistado a miles de lectores cultos; pues pese a un estilo difícil y tortuoso que a menudo cae en la afectación y la retórica y a un método narrativo que desafía en extremo todo orden cronológico y casual, el poder de su imaginación todo lo supera mediante la evocación de un mundo alucinante de hechos y de gentes.
Tras varios fracasos en sus intentos de orientarse en la vida, WF halló su camino gracias al estímulo del novelista Sherwood Anderson, con quien compartiera po un tiempo un piso en el "Vieux Carré" de Nueva Orleans.
Allí escribió su primera, Soldier's Pay (La Paga del Soldado), amarga historia al estilo de Hemingway y Dos Passos sobre una viador desfigurado que regresa a su hogar en Georgia después de la I guerra mundial. Su segunda novela Mosquitoes (Mosquitos), es una pintura de la vida de las gentes refinadas de Nueva Orleans. Ambas obras serían publicadas a finales de 1927; pero dos años antes, en el verano de 1925, descorazonado y en busca de nuevos horizontes. WF habría de pasar varios meses en Europa.
La novela siguiente, sartoris, que apareció en 1929, es la primera de una serie de novelas y relatos relacionados entre sí y en ella aparecen muchos de los personajes que figuran en forma más importante en su obra posterior. También en Sartoris aparece por primera vez el condado de Yoknapatawpha, con su capital, Jefferson, réplica imaginaria de la ciudad de Oxford, en Mississippi, en la que Faulkner aún vive, en una vieja plantación.
Muchos de los hombres y mujeres retratados en Sartoris son -al igual que en sus posteriores novelas- gentes a las que conoció o de las que oyó hablar. Algunos de lo spersonajes son sus propios antepasados, entre ellos su orgulloso bisabuelo, el "viejo coronel", un arquetipo de la audacia, el valor y el espíritu caballeresco del viejo Sur. La atmósfera de decadencia que envuelve gran parte de su obra se cierne pesadamente sobre Sartoris. Y en ésta como en todas sus otras novelas, reina un espíritu de misterio y terror que hace de WF en muchos sentidos un escritor "nocturno", como EA Poe.
En The Sound and the Fury ( El Ruido y la Furia), que también apareció en 1929, la decadencia del Sur se halla simbolizada en la familia Compson, cada uno de cuyos miembros es de alguna manera un desequilibrado. en primer término está el hijo Benjy, un débil mental de 33 años, que vagabuedea alrededor de la vieja cas, junto con Luster, su pequeño acompañante negro. Está su hermano Quentin, estudiante de Harvard, que se suicidará ahogándose el día del casamiento de su hemana Caddy porque se siente incapaz de afrontar la revelación de la conducta licenciosa de ésta.
Está la hermosa Caddy, quien se casa para salvarse de la deshonra y dar un hogar a su hija ilegítima, Quentin, a quien la familia decide educar. Y está el hermano Jason, el más importate de todos ellos, quien desahoga su resentimiento haciéndole a Quentin la vida tan intolerable que al final éste huye.
Sanctuary (Santuario), publicada en 1931, fue escrita algo antes. Según lo ha admitido el propio autor, se trata de una novela escrita exclusivamente para ganar dinero, el relato "más espantoso que pudiera imaginar". En él se narran las desventuras de una joven ávida de aventuras excitantes que se convierte en la víctima de un "ganster" infrahumano. Sin embargo, pese a que se trata de una historia deliberadamente escalofriante y a que fue escrita a toda prisa, contiene algunas de las esecnas más dramáticas y d elas páginas más hermosas de WF. Por otro lado, fue Santuario el libro que le dio fama y una cierta seguridad económica.
Light in August (Luz de agosto), aparecida en 1932, es un violento alegato contra la intolerancia racial y religiosa, tal como se manifiesta a través de los prejuicios heredados y de la intransigente virtud puritana aliada al espíritu vindicativo.
El problema racial aparece planteado aún con mayor fuerza en otra obra: Absalom, Absalom¡ , publicada en 1936. Es ésta una compleja, terrible historia, que nos es narrada a través de fragmentos de conversaciones nocturnas de Quentin Compson, el estudiante de Harvard de El ruido y la furia, con su compañero de cuerto, un joven canadienes. En tales conversaciones los jóvenes intentan reconstruir una vieja historia que Quentin ha oído en su niñez, a fin de interpretar las oscuras causas que se ocultan debajo de ella.
En la década de 1939 WF dió a conocer otras dos novelas en las que intenta recrear la misma atmósfera de oscuro presagio y decadencia final. Pylon (Las puertas) pinta las vidas desdesperadas de unos aviadores y sus familias. The Wild Palms (Las palmeras salvajes) presenta dos historias paralelas y aletrnadas de hombres destruidos por el amor. Una de ellas es el extenso realto de una odisea por el Mississippi en época de inundaciones.
En The Hamlet (El villorrio), que apareció en 1940, WF vuelve su atención a los Snopes -ya prsentes en Santuario y otros libros- que componen una familia de escasas aspiraciones pero resistente como la mala hierba. Esta novela y su continuación, The Town (La aldea), describen el progreso de esa familia desde que abandona los bosques hasta que se convierte en una fuerza corruptora dentro de la comunidad. la parte final de la trilogçia, The Mansion (La mansión), aparecida en 1959, fue calificada por la crítica como una de sus mejore sobras.
Intruder in the Dust (Intruso en el polvo), reanuda el tema racial y en Lucas Beauchamp presenta a uno de los más persuasivos personajes negros de toda la literatura. Requiem for a num (Requiem por una mujer) es una continuación de Santuario, sin la tensión dramática de esta última.
En A Fable (Una fábula), publicada en 1954, WF transporta a un escenario contemporáneo los principales acontecimientos de la vida de Cristo. El héroe es un suboficial del ejército francés que en la primavera de 1918 detiene la primera guerra mundial durante un día. Al persuadir a un regimiento para que permanezca en las tricheras resistiéndose a la orden de ataque, el suboficial encabeza una rebelión que se extiende a todo el frente occidental. A las 3 de la tarde del día siguiente, martes, la lucha ha cesado totalmente desde Suiza al Mar del Norte. Ese mísmo día el suboficial es traicionado por uno de sus secuaces, el miércoles es encarcelado y el viernes ejecutado entre dos ladrones.
Esta alegoría encierra algunas de las más vigorosas escenas que WD haya concebido. Una especie de cólera cósmica atraviesa el libro mostrando la depravación de los seres humanos y el mal que impregna toda la vida humana.
Sin embargo, WF ha enido a menudo homenaje a las virtudes de la maturaleza humana que a la larga prevalecen sobre toda bajeza y todo mal, exteriores e interiores. La fe de WF en el futuro del hombre se basa sobre su capacidad de resistencia, sin ofrecernos posibilidad de salvación fuera de nosotros mismos. Y aunque haya optado por darnos una visión de la vida nostálgica y reaccionaria, por asíd ecrilo, acaso ningún escritor norteamericano desde Melville haya ejercido una influencia tan profunda en el pensamiento de tantos y en todo el mundo.
Ocho novelistas norteamericanos. Madrid: Servicio de Informaciones de los Estados Unidos: Embajada de los Estados Unidos, 1960
WF, honrado en 1950 con el Premio Nobel, es reconocido generalmente como uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo. Es sin duda un estupendo narrador que ha conquistado a miles de lectores cultos; pues pese a un estilo difícil y tortuoso que a menudo cae en la afectación y la retórica y a un método narrativo que desafía en extremo todo orden cronológico y casual, el poder de su imaginación todo lo supera mediante la evocación de un mundo alucinante de hechos y de gentes.
Tras varios fracasos en sus intentos de orientarse en la vida, WF halló su camino gracias al estímulo del novelista Sherwood Anderson, con quien compartiera po un tiempo un piso en el "Vieux Carré" de Nueva Orleans.
Allí escribió su primera, Soldier's Pay (La Paga del Soldado), amarga historia al estilo de Hemingway y Dos Passos sobre una viador desfigurado que regresa a su hogar en Georgia después de la I guerra mundial. Su segunda novela Mosquitoes (Mosquitos), es una pintura de la vida de las gentes refinadas de Nueva Orleans. Ambas obras serían publicadas a finales de 1927; pero dos años antes, en el verano de 1925, descorazonado y en busca de nuevos horizontes. WF habría de pasar varios meses en Europa.
La novela siguiente, sartoris, que apareció en 1929, es la primera de una serie de novelas y relatos relacionados entre sí y en ella aparecen muchos de los personajes que figuran en forma más importante en su obra posterior. También en Sartoris aparece por primera vez el condado de Yoknapatawpha, con su capital, Jefferson, réplica imaginaria de la ciudad de Oxford, en Mississippi, en la que Faulkner aún vive, en una vieja plantación.
Muchos de los hombres y mujeres retratados en Sartoris son -al igual que en sus posteriores novelas- gentes a las que conoció o de las que oyó hablar. Algunos de lo spersonajes son sus propios antepasados, entre ellos su orgulloso bisabuelo, el "viejo coronel", un arquetipo de la audacia, el valor y el espíritu caballeresco del viejo Sur. La atmósfera de decadencia que envuelve gran parte de su obra se cierne pesadamente sobre Sartoris. Y en ésta como en todas sus otras novelas, reina un espíritu de misterio y terror que hace de WF en muchos sentidos un escritor "nocturno", como EA Poe.
En The Sound and the Fury ( El Ruido y la Furia), que también apareció en 1929, la decadencia del Sur se halla simbolizada en la familia Compson, cada uno de cuyos miembros es de alguna manera un desequilibrado. en primer término está el hijo Benjy, un débil mental de 33 años, que vagabuedea alrededor de la vieja cas, junto con Luster, su pequeño acompañante negro. Está su hermano Quentin, estudiante de Harvard, que se suicidará ahogándose el día del casamiento de su hemana Caddy porque se siente incapaz de afrontar la revelación de la conducta licenciosa de ésta.
Está la hermosa Caddy, quien se casa para salvarse de la deshonra y dar un hogar a su hija ilegítima, Quentin, a quien la familia decide educar. Y está el hermano Jason, el más importate de todos ellos, quien desahoga su resentimiento haciéndole a Quentin la vida tan intolerable que al final éste huye.
Sanctuary (Santuario), publicada en 1931, fue escrita algo antes. Según lo ha admitido el propio autor, se trata de una novela escrita exclusivamente para ganar dinero, el relato "más espantoso que pudiera imaginar". En él se narran las desventuras de una joven ávida de aventuras excitantes que se convierte en la víctima de un "ganster" infrahumano. Sin embargo, pese a que se trata de una historia deliberadamente escalofriante y a que fue escrita a toda prisa, contiene algunas de las esecnas más dramáticas y d elas páginas más hermosas de WF. Por otro lado, fue Santuario el libro que le dio fama y una cierta seguridad económica.
Light in August (Luz de agosto), aparecida en 1932, es un violento alegato contra la intolerancia racial y religiosa, tal como se manifiesta a través de los prejuicios heredados y de la intransigente virtud puritana aliada al espíritu vindicativo.
El problema racial aparece planteado aún con mayor fuerza en otra obra: Absalom, Absalom¡ , publicada en 1936. Es ésta una compleja, terrible historia, que nos es narrada a través de fragmentos de conversaciones nocturnas de Quentin Compson, el estudiante de Harvard de El ruido y la furia, con su compañero de cuerto, un joven canadienes. En tales conversaciones los jóvenes intentan reconstruir una vieja historia que Quentin ha oído en su niñez, a fin de interpretar las oscuras causas que se ocultan debajo de ella.
En la década de 1939 WF dió a conocer otras dos novelas en las que intenta recrear la misma atmósfera de oscuro presagio y decadencia final. Pylon (Las puertas) pinta las vidas desdesperadas de unos aviadores y sus familias. The Wild Palms (Las palmeras salvajes) presenta dos historias paralelas y aletrnadas de hombres destruidos por el amor. Una de ellas es el extenso realto de una odisea por el Mississippi en época de inundaciones.
En The Hamlet (El villorrio), que apareció en 1940, WF vuelve su atención a los Snopes -ya prsentes en Santuario y otros libros- que componen una familia de escasas aspiraciones pero resistente como la mala hierba. Esta novela y su continuación, The Town (La aldea), describen el progreso de esa familia desde que abandona los bosques hasta que se convierte en una fuerza corruptora dentro de la comunidad. la parte final de la trilogçia, The Mansion (La mansión), aparecida en 1959, fue calificada por la crítica como una de sus mejore sobras.
Intruder in the Dust (Intruso en el polvo), reanuda el tema racial y en Lucas Beauchamp presenta a uno de los más persuasivos personajes negros de toda la literatura. Requiem for a num (Requiem por una mujer) es una continuación de Santuario, sin la tensión dramática de esta última.
En A Fable (Una fábula), publicada en 1954, WF transporta a un escenario contemporáneo los principales acontecimientos de la vida de Cristo. El héroe es un suboficial del ejército francés que en la primavera de 1918 detiene la primera guerra mundial durante un día. Al persuadir a un regimiento para que permanezca en las tricheras resistiéndose a la orden de ataque, el suboficial encabeza una rebelión que se extiende a todo el frente occidental. A las 3 de la tarde del día siguiente, martes, la lucha ha cesado totalmente desde Suiza al Mar del Norte. Ese mísmo día el suboficial es traicionado por uno de sus secuaces, el miércoles es encarcelado y el viernes ejecutado entre dos ladrones.
Esta alegoría encierra algunas de las más vigorosas escenas que WD haya concebido. Una especie de cólera cósmica atraviesa el libro mostrando la depravación de los seres humanos y el mal que impregna toda la vida humana.
Sin embargo, WF ha enido a menudo homenaje a las virtudes de la maturaleza humana que a la larga prevalecen sobre toda bajeza y todo mal, exteriores e interiores. La fe de WF en el futuro del hombre se basa sobre su capacidad de resistencia, sin ofrecernos posibilidad de salvación fuera de nosotros mismos. Y aunque haya optado por darnos una visión de la vida nostálgica y reaccionaria, por asíd ecrilo, acaso ningún escritor norteamericano desde Melville haya ejercido una influencia tan profunda en el pensamiento de tantos y en todo el mundo.
Ocho novelistas norteamericanos. Madrid: Servicio de Informaciones de los Estados Unidos: Embajada de los Estados Unidos, 1960
JAMESIANA 31
Los papeles de Aspern, por Henry James, Traducción de María Antonia Oyuela, Emecé Editores,
En un breve ensayo sobre HJ, Somerset Maugham relata un encuentro en Boston con el novelista y la agitación casi frenética de éste ante las posibildades de muerte, mutilación o aplastamiento que podía correr su visitante en el acto de ascender al omnibús de vuelta. "Le aseguré que estaba perfectamente habituado a subir al omnibús -cuenta SM-, a lo que me replicó que no era ese el caso tratándose de un monibús americano; a éstos los disti´nguía un salvajismo, una inhumanidad, una violencia que excedía lo concebible. me sentí tan contagiado por su ansiedad, que cuando el coche se detuvo y salté a él tuve casi la sensación de que había escapado milagrosamente de una horrible muerte..."
Si la anécdota muestra a un James tenso y azorado ante una situación cotidiana como la narrada, vale simbólicamente para recordar hasta qué punto la tensión interna de su labor creadora se propaga y contagia del mismo modo al lector menos dispuesto, le transfiere con implacable insistencia las valoraciones especialísimas del narrador, la presencia en primer plano de elementos en apariencia menores, la esfumadira de las líneas capitales, la creación od escubrimiento de cierta realidad donde las cosas echana valer de nuevo, de otra manera, siempre con una calidad propia y escondida que la meyéutica de HJ busca y expone.
Si Los papeles de Aspern carecen de la corrosiva desintegración de los real -palabra más que nunca provisoria- que hace de The turn of the Screw una experiencia poco igualada en la literatura, su acción discurre, en cambio, paralela al perfil de ciertos hechos, cierats cosas ya ctitudes que están ya corroídas y desintegradas, sin necesidad de que el novelista vaya más allá de la contemplación y de la crónica. En una Venecia con color de pergamino y olores marchitos, la triste y trágica persecución de las cartas de amor del poeta Aspern será, alegóricamente, la triste y trágica obstinación en un ideal que sucumbió con un momento de cultura, con un agotado estilo de vida cuya última llama fue el talento y la obra de HJ.
Por eso Tina, la indefensa, conmovedora heroína, casi burlesca a fuerza de ternura mal colocada y ansiedad anacrónica, aparece en el relato con los atributos más sutiles de su creador: ella es HJ como madame Bovary fue Flaubert. En el ensayo antes citado, SM sentencia que HJ "no llegó a ser un gran escritor porque su experiencia era inadecuada y sus simpatías imperfectas". Así, exactamente así, es Tina en su profunda casa de Venecia; de esas simpatías y experiencias incompletas nace siempre lo mejor de la literatura -que es ansiedad infinita por completarlas y volverlas perfectas.
Obras completas VI, Obra crítica / Julio Cortázar. p.182
INCIPIT 21. LADY SUSAN / JANE AUSTEN
CARTA 1
Lady Susan Vernon al señor Vernon
Langford, diciembre
Mi querido hermano: No renunciaré por más tiempo al placer de aceptar la amable invitación que me hicisteis la última vez que nos vimos para pasar unas semanas en Churchill, por lo que, si no resulta un trastorno para vos y para vuestra esposa el recibirme en estas fechas, espero tener la oportunidad de conocer en breve a una hermana con la que llevo tanto tiempo deseando intimar. A pesar de que mis amables amigos insisten en que prolongue mi estancia entre ellos, su naturaleza hospitalaria y alegre los empuja a llevar una vida social demasiado intensa para mí en las presentes circunstancias. No sabéis con cuánta impaciencia espero el momento de llegar a vuestro hermoso lugar de retiro; deseo que vuestros pequeños me conozcan y aprendan a quererme..."
INCIPIT 20. LA CASA DE LOS ENCUENTROS / MARTIN AMIS
Querida Venus:
Si lo que dicen es cierto y mi país está agonizando, tal vez yo pueda decirles por qué. Ya ves, chiquilla, la conciencia es un órgano vital, y no un aditamento como las amígdalas o las vegetaciones.
Mientras tanto, mi enhorabuena. Ahora te unes a un numeroso contingente de jóvenes: el de todos aquellos condenados a ofrecer a la venta las purulentas memorias de un viejo familiar. Pero tú no tendrás que ir lejos: sólo hasta Gagarin Press, en Jones Street. Y preguntar por el señor Nosrin. No te preocupes: no voy a hacer lo que aquel pobre tarado del que leímos que mandó a revelar a One Hour Photo carretes enteros de sus trabajos manuales. Lo he arreglado con Nosrin: no se le debe nada, todo está pagado. Además, es compatriota mío, así que lo entenderá. Quiero una tirada de un solo ejemplar. Y es tuyo.
Siempre me has preguntado por qué nunca "me abría", por qué me resultaba tan difícil "dar salida" y "liberar presión" y ese tipo de cosas. Bien, con un pasado como el mío, vives en gran medida para esos ratos en que no estás pensando en ello -y está claro que el tiempo que pasas hablando de ello
INCIPIT 19. LOS PRINCIPES VALIENTES / JAVIER PEREZ ANDUJAR
Le decimos leer y somos nosotros, que corremos entre los bloques de edificios, y sacudimos los troncos de los árboles empapados de lluvia, y cazamos a las arañas en sus telas, y recogemos cascos de boetellas de leche y de botellas de champán, y buscamos cobre, bolinas de cobre caídas entre las matas que crecen en los solares, y junto a los huertos, y al sol de las escombreras que hay al lado de cualquier obra. Somos mi amigo y yo, mirándolo todo, palpitando y leyendo a la vez, y haciéndonos tenaces con l atenacidad de las hortigas, de los amrantos, de las malvas que nacen al borde de las vías del tren, o en los basureros, o al pie de los muros de las fábricas, y embebiéndonos del salvajismo de los juncales y de las mimbreras de la orilla del río, e infiltrándonos del vértigo de las torres eléctricas. Y todo esto lo vamos a creer lectura en nuestro leer interminable, sin reparar en que al mismo tiempo estamos latiendo como palpita con su pulso regular una estrella de neutrones o gira despaciosamente la blanca luz de un faro. Porque lo que hacemos es respirar, ser cada uno de nosotros a todas horas, habar con inquietud y mirar con los ojos muy abiertos, por
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INCIPIT 18. SITUACION LIMITE /JOSEPH CONRAD
Aunque hacía ya mucho que el vapor Sofala había virado hacia la costa, la baja y húmeda franja de tierra seguía pareciendo una simple mancha oscura al otro lado de una franja de resplandor. Los rayos de col caían con violencia sobre la mar calma, como si se estrellasen sobre superficie diamantina produciendo una polvareda de centellas, un vapor de luz deslumbradora que cegaba la vista y agobiaba el cerebro con su trémulo brillo.
¿Alguien da más por menos?
INCIPIT 17. EL DINAMITERO / ROBERT LOUIS STEVENSON
En la ciudad de los encuentros, la Bagdad de Occidente, y, para ser más preciso, en la maplia acera norte de Leicester Square, se encontraron dos jóvenes de veinticinco o veintiseis años que no se habían visto desde hacía mucho tiempo. El primero, de aire elegante y vestido a la última. titubeó antes de reconocer a su amigo, tan raído y pobre lo veía.
-¡Pero si es Paul Somerset¡-exclamó.
-Sí, Paul Somerset -contestó el otro- o lo que queda de él después de un amerecida experiencia de pobreza y abogacía.Pero usted, Challoner, no ha cambiado en nada, y puede decirse, sin exagerar que el tiempo no le ha dejado una sola arruga en la frente serena.
INCIPIT 16. APARTAMENTO EN ATENAS / GLENWAY WESCOTT
Todo esto le sucedió a una familia griega llamada Helianos.
Nikolas Helianos era copropietario y editor de un areputada editorial de Atenas; un hombre de mediana edad, con una esposa algo mayor que él, una hija de diez años y un hijo de doce. Habían perdido a otro hijo de diecinueve o veinte años, Cimon, en la batalla del monte Olimpo en abril de 1941. Un hermano de la señora Helianos había comparido hogar con ellos, pero cuando los invasores entraron en Atenas desapareció o huyó sin dejar rastro.
La invasión supuso, por supuesto, una ruina para el negocio editorial -la empresa de Helianos no tuvo ninguna posibilidad, ya que era pequeña y conservadora, especializada en libros de texto y ensayos eruditos-y aunque la señora Helianos había recibido una pequeña herencia, el estilo de vida de la familia tuvo que reducirse a las necesidades básicas. sin los dos hombres jóvenes, la finca que tenían en un barrio de Psyhiko les quedaba demasiado grande, así que se mudaron a un apartamento que había ocupado el impresor jefe de Helianos: cua-
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Crítica
INCIPIT 15. CHESIL BEACH / IAN McEWAN
Eran jóvenes, instruidos y vírgenes aquella noche, la de su boda, y vivían en un tiempo en que la conversación sobre dificultades sexuales era claramente imposible. Pero nunca es fácil. Acababan de sentarse a cenar en una sala diminuta en el primer piso de una posada georgiana. En la habitación contigua, visible a través de la puerta abierta, había una cama de cuatro columnas, bastante estrecha, cuyo cobertor era de un blanco inmaculado y de una tersura asombrosa, como alisado por una mano no humana. Edward no mencionó que nunca había estado en un hotel mientras que Florence, después de muchos viajes de niña con su padre, era ya una veterana. Superficialmente estaban muy animados. Su boda, en St. Mary, Oxford, había salido bien; la ceremonia fue decorosa, la recepción alegre, estentórea y reconfortante la despedida de los amigos del colegio y la facultad. Los padres de ella no se habían mostrado condescendientes con los de él, como habían temido, y la madre de Edward no se había comportado llamativamente mal ni había olvidado por completo el objeto de la reunión. La pareja había partido en un pequeño automóvil que pertenecía a la madre de Florence y llegó al atardecer al hotel en la costa de Dorset, con un clima que no era perfecto para mediados de julio ni para las circunstancias, aunque sí plenamente apropiado; no llovía, pero tampoco hacía suficiente calor, según Florence, para cenar fuera, en la terraza, como habían previsto. Edward pensaba que sí hacía calor, pero, cortés en extremo, ni se le ocurrió contradecirla en una noche semejante.
INCIPIT 14. LAS DOS AMIGAS Y EL ENVENENAMIENTO / ALFRED DÖBLIN
E.L., una hermosa muchacha rubia, llegó a Berlín en 1918. Tenía 19 años. Había sido aprendiz de peluquería en Brunswick, donde sus padres tenían una carpintería. Pero un día cometió una chiquillada: robó cinco marcos del monedero de una clienta. Luego pasó algunas semanas en una fábrica de municiones y finalmente terminó su aprendizaje en Wriezen. esra un amuchacha despreocupada, que disfrutaba de la vida; se dice que en Wriezen no llevab aprecisamente una vida de asceta, y que era dada a las francachelas.
Se instaló en Berlín-Friedrichsfelde. el peluquero que la empleó la encontraba aplicada, honesta y dotada de un excelente carácter. La conservó quince meses, hasta que ella se casó. El peluquero pudo constatar cómo disfrutaba de la vida. Enn noviembre de 1919, durante sus salidas con una de sus clientas, Elli conoció al joven carpintero Link.
INCIPIT 13. NOCTURNO DE CHILE / ROBERTO BOLAÑO
Ahora me muero, pero tengo muchas cosas que decir todavía. Yo estaba en paz conmigo mismo. Mudo y en paz. Pero de improvisto surgieron las cosas. Ese joven envejecido es el culpable. Yo estaba en paz. Ahora no estoy en paz. Hay que aclarar algunos puntos. Así que me apoyaré en un codo y levantaré la cabeza. Mi noble cabeza temblorosa, y rebuscaré en el rincón de los recuerdos aquellos actos que me justifican y que por lo tanto desdicen las infamias que el joven envejecido ha esparcido en una sola noche relampagueante. Mi pretendido descrédito. Hay que ser responsable. Eso lo he dicho toda mi vida. Uno tiene la obligación moral de ser responsable de sus actos y también de sus palabras e incluso de sus silencios, sí, de sus silencios, porque también los silencios ascienden al cielo y los oye Dios y sólo Dios los comprende y los juzga. Así que mucho cuidado con los silencios. Yo soy responsable de todo. Mis silencios son
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INCIPIT 12. AS PONTES NO CEO / RAMIRO FONTE
A boa fotografía é invisibe. Dispóñome a entrar novamente na cámara escura da menoria. Intento someter unha seie significativa de negativos a un proceso de revelado. Confío os meus esquecementos a unha técnica literaria que obre o milagre da aparición de lembranzas vivas. Compórtome como ese fotógrafo alegórico que mergulla o papel na cubeta dos químicos. Sobre o papel van aparecendo as figuras duns nenos que rodean un acordeonista. Noutro, unha boa recua de escolares, ordenados polos chanzos dunha escaleira, posan para a posterioridade co seu mestre, soportando estoicamente uns uniformes grises.
INCIPIT 11. EL LIBRO NEGRO DE LOS CUENTOS / A.S.BYATT
LA COSA DEL BOSQUE
Había una vez dos niñitas que vieron —o creyeron ver— una cosa en el bosque. Las dos eran evacuadas, y las habían enviado en tren lejos de la ciudad junto con un numeroso grupo de otros niños. Todos tenían una etiqueta con su nombre prendida al abrigo con un imperdible, así como un bolso o mochila en la mano y la reglamentaria máscara antigás. Llevaban bufanda de lana y gorro, y muchos tenían guantes de lana sujetos a una larga cinta que les pasaba por detrás del cuello y a lo largo de las mangas, por el interior del abrigo, de manera que los diez dedos de lana colgaban fuera como un par de manos de repuesto, a semejanza de un espantapájaros. Con las piernas desnudas, los zapatos desgastados y los calcetines arrugados, casi todos mostraban rozaduras en las rodillas en distintos grados de cicatrización. Estaban en esa edad en que los niños sufren caídas frecuentes, y tenían las rodillas desprotegidas. Cargados con sus bolsos, algunos de los cuales eran casi demasiado grandes para que pudieran transportarlos, y con los objetos personales que acarreaban —una muñeca, un coche de juguete, una revista de historietas—, parecían un alborotado ejército de enanos avanzando ruidosamente por el andén.
Había una vez dos niñitas que vieron —o creyeron ver— una cosa en el bosque. Las dos eran evacuadas, y las habían enviado en tren lejos de la ciudad junto con un numeroso grupo de otros niños. Todos tenían una etiqueta con su nombre prendida al abrigo con un imperdible, así como un bolso o mochila en la mano y la reglamentaria máscara antigás. Llevaban bufanda de lana y gorro, y muchos tenían guantes de lana sujetos a una larga cinta que les pasaba por detrás del cuello y a lo largo de las mangas, por el interior del abrigo, de manera que los diez dedos de lana colgaban fuera como un par de manos de repuesto, a semejanza de un espantapájaros. Con las piernas desnudas, los zapatos desgastados y los calcetines arrugados, casi todos mostraban rozaduras en las rodillas en distintos grados de cicatrización. Estaban en esa edad en que los niños sufren caídas frecuentes, y tenían las rodillas desprotegidas. Cargados con sus bolsos, algunos de los cuales eran casi demasiado grandes para que pudieran transportarlos, y con los objetos personales que acarreaban —una muñeca, un coche de juguete, una revista de historietas—, parecían un alborotado ejército de enanos avanzando ruidosamente por el andén.
INCIPIT 10. VIAJE EN AUTOBUS / JOSEP PLA
EMPRENDEMOS LA MARCHA
Uno, pues, de tarde en tarde, viaja por el país. Provisto del correspondiente billete y del indispensable salvoconducto –pagando San Pedro canta-, uno se lanza al proceloso negocio de los autobuses y de los trenes. Uno discurre cuarenta, cincuenta o más kilómetros en un coche accionado por gasolina, decorado a la manera con que solían estarlo las casas de poca formalidad de mi época de estudiante. Algunos tienen una decoración vagamente cubista sobre un fondo de color de chocolate. Otras, de un color más claro, presentan unas flores de fogosa inventiva y trazado caprichoso. ¿Qué son estas flores? ¿Nenúfares? ¿Miosotis? ¿Orquídeas?
-Mira Raquelita, mira los nenúfares del techo… ¡Qué monos¡ -oí decir un día a uno de esos maridos, poéticos y fláccidos, que andan por el mundo transportando los bultos de su esposa.
Uno, pues, de tarde en tarde, viaja por el país. Provisto del correspondiente billete y del indispensable salvoconducto –pagando San Pedro canta-, uno se lanza al proceloso negocio de los autobuses y de los trenes. Uno discurre cuarenta, cincuenta o más kilómetros en un coche accionado por gasolina, decorado a la manera con que solían estarlo las casas de poca formalidad de mi época de estudiante. Algunos tienen una decoración vagamente cubista sobre un fondo de color de chocolate. Otras, de un color más claro, presentan unas flores de fogosa inventiva y trazado caprichoso. ¿Qué son estas flores? ¿Nenúfares? ¿Miosotis? ¿Orquídeas?
-Mira Raquelita, mira los nenúfares del techo… ¡Qué monos¡ -oí decir un día a uno de esos maridos, poéticos y fláccidos, que andan por el mundo transportando los bultos de su esposa.
INCIPIT 9. RANT : LA VIDA DE UN ASESINO
Wallace Boyer ( Vendedor de coches): Igual que la mayoría de la gente, no conocí a Rant Casey ni hablé con él hasta después de su muerte. Es lo que pasa con la mayor parte de los famosos: cuando la palman, su círculo de amigos íntimos simplemente se dispara. Un famoso muerto no puede caminar por la calle sin encontrarse con millones de amigos del alma a los que no conoció nunca en la vida real.
Morirse fue la mejor maniobra profesional que llevaron a cabo Jeff Dahmer y John Wayne Gacy. Después de que Gaetan Dugas se murió, el número de amantes que decían que habían follado con él se disparó hasta las nubes.
Tal como solía decir Rant Casey: La gente se labra una reputación atacándote mientras estás vivo… o alabándote cuando ya no lo estás.
Morirse fue la mejor maniobra profesional que llevaron a cabo Jeff Dahmer y John Wayne Gacy. Después de que Gaetan Dugas se murió, el número de amantes que decían que habían follado con él se disparó hasta las nubes.
Tal como solía decir Rant Casey: La gente se labra una reputación atacándote mientras estás vivo… o alabándote cuando ya no lo estás.
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