Esta es una historia real y, como tal, debe incluir una confesión. Entre 2016 y 2018 fui contactada por distintas mujeres para que las ayudara con una tarea muy específica: querían arruinarles la vida a ciertos hombres. Las acusaciones variaban, pero eran terribles, incluso escalofriantes según el caso; el asunto era urgente, y requería actuar de forma rápida. Ellas no se conocían entre sí, pero yo conocía a algunos de los hombres en cuestión, y por eso me escribían. El plan era unirnos para darles un castigo ejemplar: que las vidas normales de estos hombres, tal como habían transcurrido hasta entonces, desaparecieran bajo los escombros de una revelación que los marcaría de manera irreversible.
Algunos de estos hombres eran mis
amigos, con otros mantenía cierta camaradería cordial; a otros no los conocía
en absoluto. Lo mismo podría decir de estas mujeres: algunas eran amigas, y a
otras no las conocía para nada. A veces eran mensajes que me llegaban por
email, por Facebook o Instagram, avisándome que equis hombre era buscado por
violador, o por haber cometido actos de violencia de género; otras, fueron
mujeres que me contactaron para decirme que alguien a quien yo conocía era un
violador serial
No hay comentarios:
Publicar un comentario