CIRCUNSTANCIAS EXTRAORDINARIAS
Introducción
Como el tren de pasajeros que
unía las poblaciones ateridas por las heladas en la zona sur de la Gran
Llanura, entre el río Tisza y el pie de los Cárpatos, no acababa de llegar a
pesar de las confusas explicaciones del ferroviario, que iba y venía,
desconcertado, junto a los raíles, y de las promesas cada vez más decididas del
jefe de estación, que, nervioso, salía una y otra vez al andén ( «Qué le vamos
a hacer, ha vuelto a esfumarse ... », señalaba el ferroviario con ademán de
menosprecio y expresión entre amarga y maliciosa), el convoy de
emergencia-compuesto por dos vagones destartalados con bancos de madera y una
locomotora anticuada y enferma del tipo 424, que únicamente podía utilizarse en
casos llamados «especiales»-se puso por fin en marcha más de una hora y media
después de lo indicado por un horario que, de todos modos, no le atañía. Así,
los lugareños, que se habían resignado con bastante indiferencia al retraso del
tren procedente del oeste, podrían llegar a sus destinos a lo largo del
trayecto de cincuenta kilómetros que aún faltaba por recorrer por un ramal
secundario.
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