Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

RELIGION COMUNISTA


Libre, Lea Ypi, p. 45

La profesora Nora nos dijo que antiguamente la gente se reunía en unos edificios muy grandes llamados «iglesias » y «mezquitas» para cantar canciones y recitar poemas dedicados a alguien o algo que ellos llamaban Dios y que teníamos que tener mucho cuidado de no confundirlo con los dioses de la mitología griega como Zeus, Hera o Poseidón. Nadie sabía qué aspecto tenía aquel Dios único y sobre esto había todo tipo de interpretaciones diferentes. Algunos, como los católicos y los cristianos ortodoxos, creían que Dios tuvo un hijo que también era medio humanó. Otros, los musulmanes, creían que Dios estaba en todas partes, tanto en las partículas más pequeñas de la materia como en el universo entero. Y había otros más, los judíos, que pensaban que Dios les daría un rey que los salvaría cuando llegase el final de los días. Además todos tenían profetas diferentes. En el pasado, esos grupos religiosos habían luchado encarnizadamente entre sí y habían matado y mutilado a gente inocente para imponer cuál de los profetas era el auténtico. Pero no en nuestro país. En nuestro país, los católicos, los cristianos ortodoxos, los musulmanes y los judíos siempre se habían respetado unos a otros, porque les importaba más la nación que sus diferencias sobre el aspecto de Dios. Entonces llegó el Partido, más gente empezó a leer y a escribir y, cuánto más aprendían sobre el funcionamiento del mundo, más cuenta se daban de que la religión era una ilusión, algo que los ricos y poderosos utilizaban para dar falsas esperanzas a los pobres prometiéndoles felicidad y justicia en otra vida.


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