Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INFANCIA


Libre, Lea Ypi, p. 99

Los niños extranjeros despertaban nuestra curiosidad, a veces envidia y, a menudo, también pena. A mí me daban lástima especialmente el Primero de Junio, el Día de los Niños, cuando mis padres me compraban regalos, íbamos a comer helados a la playa y al parque de atracciones. Ese día también me regalaban una suscripción anual a varias revistas infantiles. A través de ellas yo me enteraba de lo que hacían los demás niños del mundo. La revista Estrellitas era para niños entre seis y ocho años, y el Día de los Niños aparecía una viñeta que se llamaba «Nuestro Primero de Junio y el de ellos». En un lado se veía a un capitalista gordo, con un gran sombrero de copa, que le compraba un helado a su hijo gordo mientras, sentados en el suelo junto a la puerta de la heladería, había dos niños harapientos. Debajo de estos últimos, una leyenda decía: «Para nosotros nunca hay un Primero de Junio». Al otro lado de la viñeta había banderas socialistas, niños felices de la mano de sus padres, que llevaban flores y regalos y hacían cola para comprar un helado delante de una tienda. «Nos encanta el Primero de Junio», rezaba la leyenda. La cola era muy corta.


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