Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 1.221. EL HOMBRE DE LA BATA ROJA / JULIAN BARNES


En junio de 1885, tres franceses llegaron a Londres. Uno era un príncipe, otro era un conde y el tercero era un plebeyo de apellido italiano. Posteriormente el conde declaró que el propósito del viaje era «hacer adquisiciones intelectuales y decorativas».

O bien podríamos empezar en París el verano anterior, durante la luna de miel de Osear y Constance Wilde. Oscar está leyendo una novela francesa recientemente publicada y, a pesar de las circunstancias, concede alegres entrevistas a la prensa.

O bien empezar con una bala y el arma que la disparó. Esto suele funcionar: una sólida costumbre teatral afirma que si aparece un arma en el primer acto, sin duda se disparará al final. Pero ¿qué arma, qué bala? Había tantas en aquel tiempo ...

Incluso podríamos comenzar en la otra orilla del Atlántico, en Kentucky, en 1809, cuando Ephraim McDowell, hijo de inmigrantes escoceses e irlandeses, operó a Jane Crawford para extirparle un quiste en los ovarios que contenía quince litros de líquido. Este episodio de la historia, al menos, tiene un final feliz.


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