Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

RUDOLF HESS EN NUREMBERG


Un reguero de pólvora, Rebecca West, p. 29

Tan venidas a menos estaban sus personalidades, que resultaba difícil recordar quién era quién, incluso después de llevar una días ahí sentada mirándolos; los que destacaban se definían más bien por alguna rareza que por su carácter.

Hess resultaba llamativo porque estaba claramente loco: tan claramente loco que parecía una vergüenza someterlo a juicio. Tenía la tez cenicienta y esa extraña facultad, propia de los lunáticos, de adoptar posturas forzadas que ninguna persona sana podría mantener más que unos pocos minutos, y quedarse contorsionado durante horas. Tenía la pinta de desclasado característica de los internos de un asilo psiquiátrico: era evidente que su personalidad perturbada había borrado cualquier indicio de su pasado. Daba la impresión de que su mente careciera de superficie, como si hubiesen dinamitado todas las partes de la misma, menos la profundidad donde moran las pesadillas. Schacht era igualmente llamativo porque no podía estar más cuerdo, y por conseguir ser tan por completo igual a sí mismo en esas circunstancias extraordinarias. Se sentaba de lado, de forma que su alto cuerpo, tan rígido como un tablón, se apoyaba en el extremo del banquillo, que le servía de respaldo y no para acodarse. Así, quedaba sentado en ángulo recto respecto a los demás acusados y miraba por encima de sus cabezas: siempre había sostenido que era muy superior a la banda de Hitler. De este modo asimismo, se sentaba en ángulo recto respecto a la bancada de los jueces que lo confrontaban: su argumento era que él era un destacado banquero internacional, un hombre de lo más respetable, y no había tribunal en la tierra con derecho a juzgarlo. Lo petrificaba la furia porque ese tribunal pretendiera disponer de tal derecho. Podría haber sido un cadáver envarado por el rigor mortis, un desagradable cadáver que se las había ingeniado para agravar el proceso de modo que resultara particularmente difícil hacerlo encajar en su ataúd.


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