Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

1.012. LO QUE FUE PRESENTE / HECTOR ABAD FACIOLINCE


He tenido el extraño vicio de duplicar los sucesos de mi vida escribiendo sobre ellos. Supongo que fue por darle a ese vicio un orden y una forma que a finales de 1985 empecé a llevar un diario. En principio este diario fue el resultado de constatar que, aunque quería ser escritor, escribía muy poca ficción y mucho sobre mis obsesiones. Quería dejar escrito, al menos, que era incapaz de escribir. Había, además, una circunstancia nueva que me producía al mismo tiempo alegría y ansiedad: mi mujer estaba embarazada y esperábamos la que sería nuestra primera hija. La vida y las lecturas, así como la comparación entre mi vida real y la vida que yo quería vivir, fueron el acicate para empezar mi propio diario.
Según García Márquez, “todo el mundo tiene tres vidas: la pública, la privada y la secreta”. Estos cuadernos míos contienen poco o nada de mi vida pública, porque ni la tenía; se nutren casi siempre de mi vida privada, y no omiten partes de mi vida secreta. Son así porque, al menos al principio, nunca tuve el temor de que alguien los leyera, y porque no fueron escritos para ser publicados. Eran un memorándum para mí mismo. Si mucho, yo pensaba que alguien podría interesarse en ellos después de mi muerte y por lo mismo tampoco pensé nunca en destruirlos. Ahora estos papeles póstumos los publico en vida.
Cuando los releí, pensando ya en una posible edición, me di cuenta de que los había escrito para no enloquecer, para dejar puesta en palabras mi locura e intentar tener, en la vida, un comportamiento más normal, más cuerdo, menos insensato. En ese sentido veo que mis diarios, testimonio de un hombre inmaduro y enamoradizo, se nutren de la parte más oscura de mi mente y de mi existencia.

No hay comentarios:

WIKIPEDIA

Todo el saber universal a tu alcance en mi enciclopedia mundial: Pinciopedia