Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

INCIPIT 338. LA INFANCIA DE JESUS / JM COETZEE

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El hombre de la puerta les indica un edificio bajo y achaparrado que hay no muy lejos.
-Si se dan prisa -dice-, podrán registrarse antes de que CIerren.
Se apresuran. «Centro de Reubicación Novilla», dice el letrero. «Reubicación», ¿qué significará eso? No es una de las palabras que ha aprendido. La oficina es amplia y sobria. También  calurosa, incluso más que afuera. Al fondo, un mostrador de madera cruza la sala, dividido por paneles separadores de cristal esmerilado. Apoyada en la pared hay una hilera de ficheros de madera barnizada.
Suspendido de uno de los paneles hay un letrero, «Recién llegados», con las palabras impresas en negro en un rectángulo de cartón. La empleada de detrás del mostrador, una mujer joven, le saluda con una sonrisa.
-Buenos días -dice él-o Acabamos de llegar. –Pronuncia las palabras despacio, en el español que tanto le ha costado dominar- Estoy buscando trabajo y un sitio donde vivir. –Sujeta al niño por las axilas y lo levanta para que pueda verlo-. Tengo un niño conmigo.
La joven se inclina para darle la mano al niño.
-¡Hola, muchachito! -dice-. ¿Es su nieto?

-Ni mi nieto, ni mi hijo, pero soy responsable de él.

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