No puedo saber qué más tiene Dios previsto para mí. Sin embargo, antes de morir, quisiera poner por escrito el relato del día en que Lajos vino a ver- me, por última vez, para despojarme de todos mis bienes. Voy postergando la escritura de estas notas desde hace tres años; pero, ahora, tengo la sensa ciÓfl de que una voz, de la cual no me puedo defender, me está apremiando para que escriba la historia de aquel día y de todo lo demás que sé sobre Lajos. Es mi deber, y ya no me queda mucho tiempo para cumplir con él. Las voces así son inequívocas. Por eso las obedezco, en el nombre de Dios.
Ya no soy joven, y mi salud está debilitada:pronto habré de morir. ¿Acaso tengo miedo a la muerte?... Aquel domingo en el que Lajos vino a verme por última vez, se me curó hasta el miedo de morir. El hecho de que sea capaz de esperar a la muerte con tranquilidad, quizá se deba a que el tiempo no me ha perdonado; quizá se deba a los
2 comentarios:
¿Miedo a morir?¿miedo a vivir?
A ti y a mi no nos importan estas preguntas, ni nos sacan el sueño.
Un abrazo
Aunque los años pasan y se va atisbando el final de la escalera; pues la vida es una escalera que se baja
Pedro
Publicar un comentario